La Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural presentó ayer en Fruit Attraction un estudio cartográfico realizado mediante el uso de satélites que ha arrojado que la superficie de invernaderos existente en las tres provincias de Andalucía Oriental asciende a casi 35.000 hectáreas de las que 30.456, más del noventa por ciento, están en la provincia de Almería.
Desde que se realizara el primer informe de estas características, en el año 2001, se ha producido un incremento de diez puntos porcentuales. Recoge también un estancamiento, incluso un ligero descenso, en los casos de Málaga y Granada, mientras que se detecta un aumento de 449 hectáreas en el campo almeriense.
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El consejero, Rodrigo Sánchez Haro, señaló que el mayor crecimiento se ha dado en zonas teóricamente saturadas como son El Ejido y Níjar, al mismo tiempo áreas en las que se ha optimizado en mayor medida el uso del agua.
El informe abarca siete comarcas, situadas en las tres provincias, pero el 89 por ciento de la superficie total invernada se corresponde con el Campo de Dalías, Campo de Níjar y Bajo Andarax.
Los datos obtenidos suponen, según el consejero, una interesante fuente de información para las administraciones públicas y las empresas, porque permiten la realización de estudios y programaciones en campos que abarcan desde el medio ambiente, la ordenación del territorio, la logística del transporte, las infraestructuras de suministro o la ubicación de servicios que demanda el sector hortofrutícola,
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Para la Junta se trata de conocer con el mayor detalle posible la situación actual de este tipo de cultivos y la evolución experimentada de un sector “de gran importancia para la agricultura andaluza y principal zona de suministro de hortalizas a los mercados de europeos.
De hecho el peso del sector se deduce fácilmente a partir de datos como la producción de cuatro millones de toneladas de alimentos (sólo Almería alcanza los 3,7 millones) que comprenden el 80 por ciento del pepino, el calabacín y la berenjena de España, más del 70 por ciento del tomate de invernadero y el 60 por ciento del pimiento que se cultiva en todo el país.
Cooperación
Rodrigo Sánchez considera que esa potencia productiva no insta para que haya que mantener el esfuerzo, así que “tenemos que seguir trabajando, en cooperación con el sector” para hacer frente a los retos de los productores, entre los que se encuentran el déficit hídrico, el desarrollo del modelo de economía circular o el avance en la implantación de técnicas sostenibles y producción ecológica, que delimitan el futuro del sector agrario.
Se detuvo especialmente en el problema del agua, sobre todo en un escenario de sequía que se prolonga ya durante tres años, y definió las dos líneas a seguir para darle solución: la primera de ellas se refiere al déficit coyuntural, marcado por esa prolongada sequía “que nos obligan a adoptar medidas urgentes”
Sánchez se detuvo para detallar que esas acciones pasan por la recomendación de contratar seguros agrarios, “para lo cual hemos incrementado la dotación de las ayudas”, la bonificación de los intereses para los créditos pendientes de los agricultores y ganaderos o las ayudas dispuestas para llevar agua a los ganaderos. Del mismo modo afirma que se han adelantado las ayudas de la PAC, y que desde la Junta “hemos pedido al Gobierno central una reducción del IVA para las zonas más afectadas y de las peonadas exigidas para acogerse a las ayudas públicas”.
No olvida el esfuerzo que se está realizando para dotar en mayor cuantía las ayudas a la modernización de regadíos con un doble objetivo, el ahorro de agua y la búsqueda de más eficiencia energética.
Preparar el futuro
La segunda línea es trabajar sobre el déficit estructural y ahí aboga por buscar el entendimiento y el diálogo de todas las partes implicadas, pero dejando claro que “cada uno tenemos que asumir y cumplir nuestras obligaciones”. Explica que la Junta lo está haciendo con un plan de construcción de depuradoras para aprovechar las aguas residuales.
No cree, en cualquier caso, que se pueda decir lo mismo del Gobierno de España, que debe acometer actuaciones en depuración (El Ejido, Roquetas y Vícar), construcción de la desalobradora de la Balsa del Sapo, ampliación de desaladoras como la de Carboneras, e incremento de la producción en las de Almería o Balerma, reparación de la de Villaricos, entre otras. En total 150 hectómetros cúbicos más, que sumados a los de los proyectos de la Junta, “permitirían cubrir prácticamente el déficit total”.
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