Las 35.000 hectáreas de invernaderos solares ubicadas en Almería y la costa de Granada se han convertido en la despensa saludable de Europa, fundamentalmente durante la temporada de otoño a primavera, cuando la producción continental no es posible en otros países debido a las bajas temperaturas.
Las óptimas condiciones climatológicas que se dan en esta zona de España, unidas a un sistema de producción moderno, sostenible e innovador, han convertido a los invernaderos solares de Andalucía en uno de los puntales de la agricultura mundial con una clara capacidad productora y exportadora. No en vano, el éxito de este modelo ha sido copiado en otros países y en el año 2017, la ONU lo reconoció como el mejor ejemplo de sostenibilidad para dar de comer al mundo
Las 14.500 explotaciones familiares propietarias de los invernaderos solares producen 4,5 millones de toneladas de frutas y hortalizas, principalmente, tomate, pimiento, pepino, berenjena, calabacín melón y sandía, las más consumidas por los europeos. El 75% de esta producción se exporta a países de la Unión Europea y seis de cada diez hortalizas que se comen en Europa proceden de los invernaderos del sur de España.
Alemania, con un 26% de la cuota de mercado, Francia (17%) y Reino Unido (12%) son los principales destinos de estos productos hortofrutícolas, siendo el pimiento, el pepino y el tomate las hortalizas con mayor cuota de exportación. Aunque la exportación es testimonial, los productos hortofrutícolas de los invernaderos solares andaluces llegan también a degustarse en mercados tan alejados como Canadá, Liberia, o Finlandia. Los sistemas de transporte rápidos y refrigerados, entregan el producto a los distribuidores en su punto óptimo de maduración. Así, un producto recolectado a primera hora de la mañana puede estar disponible en los lineales de los supermercados de medio Europa en las 48-72 horas siguientes.
Todos estos mercados, ávidos de productos frescos fuera de la temporada de verano y con poca producción propia debido, fundamentalmente, a su desfavorable y fría climatología, apuestan cada vez más por un abastecimiento estable, de calidad y seguro durante todo el año, algo que solo encuentran en la producción del sur de España. De hecho, durante la crisis del Covid, el sistema productivo de los invernaderos solares no ha parado ni un segundo y ha demostrado su eficacia y seguridad para seguir surtiendo a todos los mercados de productos sanos y saludables, incluso, en las circunstancias más adversas.
Cultivos respetuosos con el medio ambiente
Aparte de las buenas condiciones climatológicas que se dan en el sur de Andalucía, hay otro aspecto que durante los últimos años ha incrementado la penetración en otros mercados. Se trata del control biológico, un método que emplea “insectos beneficiosos” para combatir las plagas de manera respetuosa con el medio ambiente. Esta técnica de cultivo ha sido reconocida por las principales cadenas de distribución europeas y ha sido una circunstancia decisiva para preferir los productos hortofrutícolas de los invernaderos solares de Europa frente a orígenes terceros.
Asimismo, los altos estándares de calidad y seguridad exigidos por los clientes europeos han motivado que la gran mayoría de productores de cultivos de invernaderos solares cumplan con sistemas de certificación o normas de buenas prácticas agrícolas en el campo, lo que garantiza la trazabilidad y calidad de los alimentos en todas las etapas de producción, la sostenibilidad de la actividad y el trabajo en toda la cadena de valor.
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