La industria alimentaria mundial genera enormes cantidades de tomates frescos como parte integral de la producción de alimentos. Sin embargo, una parte significativa de estos tomates no cumple con los estándares de calidad para su comercialización directa al consumidor final. Estos tomates frescos no aptos para la venta suelen ser desechados o destinados a usos secundarios, como la producción de compost o alimentación animal. No obstante, esta práctica conlleva un desperdicio significativo de recursos y una carga ambiental innecesaria.
En este contexto, la transformación del destrío de tomate fresco en bioestimulantes agrícolas emerge como una alternativa innovadora y sostenible. La utilización de estos tomates como materia prima para la creación de bioestimulantes ofrece una solución eficaz para valorizar un subproducto comúnmente desechado, convirtiéndolo en un producto de alto valor añadido con potenciales beneficios tanto económicos como ambientales.
Al aprovechar el destrío de tomate fresco como materia prima para la producción de bioestimulantes, no solo se reduce el desperdicio de alimentos y se promueve la bioeconomía circular, sino que también se contribuye a la mejora de la salud del suelo, la productividad de los cultivos y la sostenibilidad ambiental en general. En este sentido, esta estrategia de valorización de subproductos representa un paso importante hacia un modelo agrícola más eficiente, resiliente y respetuoso con el medio ambiente.
Tomates frescos como subproductos
Los tomates frescos son uno de los productos agrícolas más ampliamente producidos y consumidos en todo el mundo, cultivándose más de 160 millones de toneladas mundiales.
España representa alrededor del 30% de la producción europea, con Extremadura y Andalucía como principales regiones productoras. Sin embargo, parte de la producción puede no cumplir con los estándares de calidad para su comercialización directa, lo que conduce a excedentes o productos no aptos para el mercado de consumo fresco.
Estos tomates frescos no comercializables se denominan comúnmente “destrío de tomate” y pueden suponer un 3-5% de la producción (sólo en Andalucía se generan casi 70.000 toneladas anuales). El destrío de tomate suele gestionarse como un subproducto que tradicionalmente se desecha y gestiona como residuo o, en el mejor de los casos, se destina a alimentación animal o compostaje. Sin embargo, los tomates tienen una gran cantidad de compuestos bioactivos y nutricionales que pueden tener potencial estimulante y fertilizante de los cultivos. Por ello, la transformación de estos subproductos hortícolas en insumos agrícolas de alto valor añadido (bioestimulantes o biofertilizantes) representa una alternativa innovadora y sostenible para su aprovechamiento.
Componentes bioactivos y nutricionales del tomate
Los tomates frescos son ricos en una amplia variedad de compuestos bioactivos, incluyendo carotenoides (licopeno y β‐caroteno), compuestos fenólicos (flavonoides y ácidos fenólicos), glicoalcaloides (tomatina) y otros fitoquímicos que pueden ser beneficiosos para las plantas al contribuir a mejorar su salud, aumentar su resistencia al estrés, promover el crecimiento y desarrollo vegetal, o mejorar la calidad de los cultivos.
Además, los tomates son ricos en vitaminas (C y A, principalmente), minerales (K, P, Mg) y ácidos orgánicos (principalmente ácido cítrico), así como una potencial fuente de péptidos y aminoácidos (tras los tratamientos adecuados para la solubilización y digestión de su contenido proteico), siendo compuestos que pueden colaborar en la nutrición de la planta.
Bioestimulantes y biofertilizantes agrícolas
Los bioestimulantes agrícolas son productos que, aplicados a las plantas o al suelo, promueven el crecimiento, desarrollo y salud de los cultivos. A diferencia de los fertilizantes, los bioestimulantes no contienen nutrientes esenciales para las plantas, sino que actúan como potenciadores de los procesos fisiológicos y metabólicos de las mismas.
Los bioestimulantes tienen una gran cantidad de efectos beneficiosos para la planta. Actúan como potenciadores del crecimiento vegetal, promoviendo un desarrollo vigoroso de las plantas desde las etapas tempranas hasta la producción de frutos. Contribuyen a la mejora y fortalecimiento del sistema radicular, lo que aumenta la capacidad de absorción de nutrientes y agua por parte de las plantas. Aumentan la resistencia de las plantas a condiciones de estrés abiótico como sequía, salinidad, altas temperaturas y condiciones adversas del suelo, así como al ataque de patógenos y plagas al reforzar las defensas de la planta. Mejoran la calidad de los cultivos, aumentando el contenido de nutrientes, vitaminas y compuestos antioxidantes en los frutos, lo que los hace más saludables y atractivos para el consumo humano.
Por su parte, los biofertilizantes son productos elaborados a base de restos vegetales, bacterias, hongos y microorganismos que se emplean para proporcionar a las plantas los nutrientes necesarios para su crecimiento de manera natural. Estos productos se caracterizan por ayudar a mejorar la calidad del suelo sin perjudicar el medioambiente, consiguiendo un entorno microbiológico más óptimo de una manera “natural” frente al empleo de los fertilizantes químicos convencionales.
Proceso de obtención de bioestimulantes a partir de subproductos de tomate
El proceso comenzaría con la recogida de los tomates frescosque servirán de materia prima, que pueden provenir de excedentes de producción, productos no comercializables (destrío de tomate) o, en ciertos casos, de variedades específicamente cultivadas para la elaboración de bioestimulantes.
A continuación, los tomates frescos se someterían a procesos de trituración o maceración para obtener una pulpa que contenga los compuestos bioactivos presentes en el fruto.
Después, mediante métodos de extracción como la aplicación de solventes orgánicos o tratamientos biotecnológicos, seguidos de centrifugación o prensadopara separar la pulpa de tomate, se obtendrían extractos concentrados y ricos en compuestos bioactivos.
Los extractos resultantes se podrían someter a pasos de concentración y purificación (filtración, cromatografía, etc.) para eliminar impurezas y finalmente, tras su estabilización por tratamientos físicos o químicos, se obtendrían bioestimulantes de alta calidad y estabilidad, listos para su aplicación en agricultura.
Si los bioproductos obtenidos contienen también nutrientes para el cultivo, los productos bioestimulantes obtenidos también tendrían efecto fertilizante.
En el proyecto del Grupo Operativo TOMAGROUP se van a estudiar diferentes tratamientos enzimáticos y físico-químicos para conseguir obtener bioestimulantes y biofertilizantes a partir del destrío de tomate. Se seleccionarán métodos de extracción sostenibles y económicamente rentables que consigan solubilizar los compuestos bioactivos y nutricionales, y los productos obtenidos serán aplicados en cultivo de tomate cherry para comprobar sus efectos.
Aplicaciones y perspectivas futuras de los bioestimulantes y biofertilizantes
Los bioestimulantes y biofertilizantes tienen un amplio espectro de aplicaciones en diferentes tipos de cultivos, incluyendo hortalizas, frutales, cereales, legumbres, cultivos ornamentales y plantaciones forestales. Su versatilidad los hace adecuados para una variedad de sistemas de producción, desde la agricultura convencional hasta la agricultura orgánica y la horticultura urbana.
Con el avance de la investigación, se espera el desarrollo de formulaciones específicas de estos bioproductos adaptadas a las necesidades de diferentes tipos de suelos, condiciones climáticas y etapas de crecimiento de los cultivos. Estas formulaciones optimizadas pueden maximizar la eficacia de los bioestimulantes y biofertilizantes, garantizando resultados óptimos en la producción agrícola. Es necesario continuar con la investigación y el desarrollo para optimizar los procesos de producción, buscando mejorar la eficiencia de extracción de compuestos bioactivos y/o nutricionales, la estabilidad de los productos y la escalabilidad de la producción. Además, se requiere una mayor comprensión de los mecanismos de acción de los bioestimulantes en las plantas y su interacción con el suelo y el microbioma.
La industria de estos bioinsumos agrícolas, especialmente en el caso de los bioestimulantes, se encuentra en constante evolución y es importante establecer regulaciones y estándares de calidad para garantizar la seguridad y eficacia de estos productos. Se necesitan marcos regulatorios claros que aborden aspectos como la identificación
y etiquetado de los bioestimulantes, las pruebas de eficacia y la seguridad para los humanos, los animales y el medio ambiente.
La adopción exitosa de los bioestimulantes y biofertilizantes en la agricultura requiere de una estrategia de educación y difusión adecuada. Los agricultores deben estar informados sobre los beneficios de estos productos, su aplicación correcta y sus posibles impactos en la rentabilidad y sostenibilidad de sus operaciones. Programas de capacitación y demostración en campo pueden ser útiles para promover la adopción de prácticas agrícolas basadas en el empleo de estos bioinsumos agrícolas.
La colaboración entre la industria, la academia, los agricultores y los organismos reguladores es esencial para impulsar la innovación y la adopción de bioestimulantes y biofertilizantes. La formación de alianzas estratégicas puede facilitar el intercambio de conocimientos, la investigación colaborativa y la implementación de mejores prácticas en la producción y uso de estos productos. De ahí la importancia de las iniciativas como el proyecto del Grupo Operativo TOMAGROUP.
Conclusiones
La creación de bioestimulantes y biofertilizantes a partir de subproductos de tomates emerge como una estrategia prometedora y sostenible en el contexto de la agricultura moderna. Este enfoque innovador ofrece una serie de beneficios tangibles que abordan desafíos clave en la producción agrícola y la gestión de recursos. Al considerar el proceso de desarrollo de bioestimulantes y biofertilizantes a partir de subproductos de tomate y su impacto potencial en la agricultura, se pueden sacar las siguientes conclusiones:
- Valorización de Subproductos Agrícolas: La transformación de tomates frescos en bioestimulantes y biofertilizantes representa una forma eficiente y rentable de valorizar subproductos agrícolas que de otro modo podrían ser desperdiciados. Esta práctica no solo reduce la carga ambiental asociada con el manejo de residuos, sino que también crea una fuente adicional de ingresos para los productores agrícolas.
- Promoción de la Bioeconomía Circular: La obtención de bioestimulantes y biofertilizantes a partir de subproductos de tomate se alinea con los principios de la bioeconomía circular, donde los recursos se utilizan de manera más eficiente y se minimiza el desperdicio. Al aprovechar los subproductos agrícolas para la producción de productos valiosos, se cierra el ciclo de vida de los tomates frescos y se promueve una mayor sostenibilidad en la cadena de suministro alimentario.
- Mejora de la Salud del Suelo y los Cultivos: Los bioestimulantes de subproductos de tomate contienen una variedad de compuestos bioactivos que promueven la salud del suelo y el crecimiento de las plantas. Estos productos pueden mejorar la estructura del suelo, aumentar la disponibilidad de nutrientes y fortalecer la resistencia de los cultivos a factores de estrés ambiental y biológico, lo que resulta en cultivos más sanos y productivos.
- Fomento de Prácticas Agrícolas Sostenibles: La adopción de bioestimulantes y biofertilizantes de tomate fresco en la agricultura promueve prácticas agrícolas sostenibles al reducir la dependencia de agroquímicos sintéticos y mejorar la eficiencia de los recursos. Al promover un enfoque más holístico y equilibrado hacia la gestión de cultivos, estos productos contribuyen a la preservación de los recursos naturales y la biodiversidad.
- Necesidad de Investigación y Educación Continua: A pesar del potencial prometedor de los bioestimulantes de subproductos de tomate, todavía existen áreas que requieren
investigación adicional y educación. Es crucial continuar investigando sobre los efectos a largo plazo de estos productos en los cultivos y el medio ambiente, así como educar a los agricultores sobre las mejores prácticas de aplicación y los beneficios de la utilización de bioestimulantes y biofertilizantes en la agricultura.
En resumen, el desarrollo de bioestimulantes a partir de subproductos de tomate representa una convergencia entre la innovación tecnológica y la sostenibilidad ambiental en la agricultura. Al aprovechar el potencial inherente de los tomates frescos como fuente de compuestos bioactivos y nutricionales, se puede avanzar hacia sistemas agrícolas más resilientes, eficientes y respetuosos con el medio ambiente. Sin embargo, para alcanzar todo su potencial, se requiere un compromiso continuo con la investigación, la educación y la colaboración entre todos los actores involucrados en la cadena de valor agrícola.
Agradecimientos
El proyecto del Grupo Operativo TOMAGROUP (GOPG-GR-23-0005) está financiado por Junta de Andalucía a través de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible y por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER).
Se agradece la colaboración de todos los miembros del Grupo Operativo TOMAGROUP: Grupo La Caña, S.A., Agrolaboratorios Nutricionales, S.L., Centro Tecnológico de Investigación y Desarrollo del Alimento Funcional (CIDAF), Centro Tecnológico TECNOVA y Cooperativas Agroalimentarias de Andalucía-Granada.
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