Aquel día, como tantos otros, el sudor se deslizaba por su piel, tostada y castigada por un sol inclemente. Apenas notaba ya las manos tras horas cosechando trigo en algún punto del Creciente Fértil, entre los ríos Éufrates y Tigris. Ramuk, sin saberlo, era uno de los primeros agricultores de la historia.
Han pasado 10.000 años desde entonces. Esta mañana, mientras se toma el segundo café, Manuela Vargas revisa desde el salón la situación en tiempo real de su invernadero. No lo hace a través de cámaras, sensores o drones. Está comprobando el gemelo digital, una representación virtual de su cultivo.
Cómo hemos pasado de un extremo al otro en este tiempo es algo que tiene múltiples respuestas. La agricultura es una actividad que nace con la civilización misma y su desarrollo se produjo de forma gradual y pausada hasta hace relativamente poco. Fue en la década de los 50 cuando comenzaron a darse saltos de forma exponencial, con la profundización del desarrollo industrial y las grandes transformaciones sociales.
Los entendidos tienen algunas discrepancias (como suele ocurrir siempre) aunque hay un consenso generalizado en las cinco etapas que ha tenido el sector en este tiempo, pasando por la aparición de los pesticidas, la maquinaria especializada o, más recientemente, el uso de sensores y el Big Data. Pero la que hoy nos ocupa es la última (de momento), la llamada agricultura 5.0, basada en la robótica y la inteligencia artificial.
Aplicaciones en agricultura
Industria, salud, finanzas… son pocos los sectores en los que no se utilice IA de alguna manera, y la agricultura no podía ser menos. En este sentido, las aplicaciones están enfocadas, principalmente, a la optimización de recursos y el control biológico.
“El control biológico es un aspecto de tremenda importancia. Por un lado está el uso de los insectos, pero también el microbiológico, que está en crecimiento. Los microorganismos ayudan a mejorar el suelo, hacen que el suelo sea rico en biodiversidad y gastas menos agua y fertilizantes”, asegura Armando García, responsable de comunicación de Koppert, una empresa que lleva más de 50 años impulsando la innovación agrícola. De hecho, desde hace aproximadamente un año tienen un departamento exclusivo para inteligencia artificial.
La empresa neerlandesa ha desarrollado un asistente digital (el Digital Assistant), una plataforma orientada al control biológico que funciona como ChatGPT. El agricultor o el técnico accederá a la app móvil de Koppert y desde ahí podrá resolver sus dudas con el asistente, como el uso de productos químicos o el monitoreo de plagas. En Holanda está funcionando en fase beta, empezará a nivel local y luego se expanderá al resto de países.
Otro proyecto que ya está en marcha viene con acento almeriense. Ikos Advanced, empresa abderitana, ha lanzado un hardware que hace 144 mediciones diarias, como la salinidad o la temperatura ambiente, y funciona con batería de placa solar. Con Raindrop, un programa de inteligencia artificial que combina esos datos y determina el tipo de suelo sin analítica, se estipula si se debe regar o no. Su CEO, Joaquín Soriano, confiesa que 2.000 productores ya lo están utilizando en quince tipos de cultivo, generando 200 millones de datos.
AgroTwin 2.0 es un proyecto elaborado por la Universidad de Almería, el Parque Científico Tecnológico de Almería (PITA), Clúster de maquinaria agrícola de Aragón (CAMPAG), Smart City Cluster e Hispasec que desarrolla un gemelo digital (una réplica virtual) de un invernadero o explotación agraria real y en él se integran todos los procesos agronómicos de relevancia (variables climáticas, de suelo, agua, planta…). Con ello se consigue no solo modelizar los procesos agrarios, sino adelantarse a variaciones e hipótesis alternativas y realizar recomendaciones al agricultor para tomar decisiones inteligentes y minimizar riesgos. Además, han conseguido ampliar los casos de estudio para que el gemelo digital sea aplicable no solo a cultivos protegidos en invernadero, sino también a extensivos.
De momento solo está operativo en los invernaderos de la universidad, pero la idea es que AgroTwin 2.0 esté disponible en breve de forma gratuita para los agricultores.
En desarrollo
El ámbito de la digitalización e inteligencia artificial está siempre en constante evolución y su frontera de conocimiento evoluciona día a día. Diego Valera, catedrático de la UAL e investigador del proyecto AgroTwin 2.0, comenta que están finalizando la representación 3D del gemelo, además de una herramienta de visualización gráfica para dispositivos móviles y pretenden integrar visión artificial en el futuro. Ikos Advanced, por su parte, espera mejorar su Raindrop con una versión pro que no se limite a recomendar o no el riego, sino que pronostique qué día deberá hacerse. Además, quieren lanzar a finales de año el Ikos 7 Cast, un algoritmo predictivo a siete días que anticipe temperaturas, humedad, plagas o enfermedades.
Los retos de la IA
“En el ámbito de esta agricultura inteligente, el agricultor más joven tiene muchas posibilidades de aplicación, pero también nos encontramos con una brecha generacional del agricultor de edad más avanzada, que le puede costar mucho más la adaptación de su sistema de cultivo a todas estas tecnologías tan recientes”, dice Francisca Ramón Fernández, catedrática de Derecho Civil en la Universidad Politécnica de Valencia. En este sentido, por ejemplo, Ikos Advanced va a lanzar este verano un help center, una especie de academia con 300 vídeos informativos para ayudar al productor a manejarse con todos estos dispositivos.
De igual manera, coinciden en que el crecimiento y la implementación de la IA en el campo español debe darse de forma uniforme a fin de evitar desigualdades técnicas, por lo que el desarrollo de planes estratégicos a nivel nacional y europeo se hace imprescindible. En este marco, Francisca comenta que “estamos pendientes de que se publique en el Diario Oficial de la Unión Europea el Reglamento de Inteligencia Artificial”, que está previsto para la segunda quincena de julio, y añade que “hay distintos planes de acción a través del Ministerio para desarrollar esa estrategia de digitalización del sector agroalimentario”.
“Creo que la legislación tiene que dar cobertura a estos cambios que se avecinan. La agricultura es uno de los campos donde se va a aplicar la inteligencia artificial, pero hay otros muchos que también se va a aplicar. Una buena regulación lo que nos va a permitir es estar más seguros para evitar cualquier tipo de infracción que se pueda cometer con unos sistemas altamente inteligentes” reflexiona Francisca.
El futuro
El progreso es inevitable. A veces solo nos queda subirnos al carro o ser aplastados por él. Si la agricultura ha pasado del arado al smartphone en cuestión de décadas, lejos estamos de vaticinar lo que está por llegar. Ver cualquier avance tecnológico como un enemigo puede ser un error y solo hay que echar un vistazo atrás para ver lo que nuestra especie ha conseguido valiéndose de ellos, aunque nunca hay que olvidar el factor humano y, en este sentido, Armando lo tiene claro: “Es la clave que define al modelo Almería. Se intenta copiar en otras partes pero somos una raza especial. El valor de Almería es su gente”.
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