- Fede Serrano
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- 15.10.2024
No hay un solo día en el que no escuche: “Pásate el 'pod'” o “Venga, que me toca a mí”. Y es que los cigarrillos electrónicos están hasta en la sopa. Estoy harto de ver a chavales de entre 12 y 18 años con el aparatito por todas partes: el baño del instituto parece una sauna y el autobús tres cuartos de lo mismo, y por la calle es raro no encontrarse a alguien con uno. Y ni se nos pase por la cabeza quitárselos, porque entonces les entra el «mono». Y, digo yo que no se darán cuenta de la gravedad del asunto, porque siempre están: “Que no pasa nada con esto, que no es ni tabaco”; pero a la larga vienen las consecuencias, y es que estos cacharros llevan productos químicos que pueden producir cáncer. Y lo peor quizás no es esto, sino la inconsciencia de los chavalillos que vapean como si fuera algo intrínseco de ellos, sin siquiera saber las consecuencias de estas nuevas chucherías. Federico Serrano, 15/10/2024