Gaudí, el lamento catalán

  • Juan Antonio Blanes Parra
  • 25.11.2024

El hijo de caldereros yacía junto al carril del tranvía que había golpeado sus viejas costillas y añosas piernas. Aquel Ser indocumentado, tenía aspecto desaliñado, se ocultaba sobre una descuidada barba blanca y solo era portador de un puñado de magullados frutos secos que asomaban por el bolsillo de su gastado pantalón. La escena infundió rechazo, pues ningún transeúnte se acercó a socorrerlo. El sonido procedente del arcáico silbato de un civil uniformado que ejercía de guardia llamó la atención de los paseantes que, ahora sí, se acercaron para ayudar al maltrecho anciano. Fue trasladado al centro sanador tres días antes de comprar el billete hacia la ignota eternidad. Cuentan los mentideros de la época que durante lo sucedido se escucharon gritos y lamentos en el cielo catalán, procedentes de las majestuosas casas de Milá y Vicens, y que la incompleta y huérfana Sagrada Familia lloró dentro del vientre sin vida del célebre y universal modernista catalán. JBlanes