Pepico, amigo querido, cuánto sentir has dejado en nuestros corazones. Jamás hubiésemos imaginado que tan pronto y tan rápido nos dejarías.
No nos ha dado tiempo de decirte cuánto te queríamos y te apreciábamos...
Pero tú lo sabías y quizás por eso viniste a quedarte esa mañana del lunes 15 de noviembre de 2010, lunes aquí con nosotros, que sabemos te sentías feliz y querido.
Gracias, Pepico, por tanto como me has aportado y enseñado esos consejos de hombre maduro, tu sencillez, honradez, respeto, y esa compañía tan grata que he tenido a menudo contigo, aquí en mi bar.
Cuánto te voy (vamos) a echar de menos, Pepico.
Ahora que estabas tan feliz con esa ilusión tan grande de tu nueva casa en Ohanes... Ahora que empezabas a disfrutar de tu jubilación... vas y te marchas. Pero siempre estarás presente con nosotros.
Todos mis clientes y amigos del Bar L’Maty que te conocemos y te queremos no te olvidaremos.
Siempre estarás aquí con nosotros porque las buenas personas nunca se marchan para siempre y tú eras una de ellas, Pepico.