Un ejemplo a seguir

Francisco Sánchez Prados

Juan López Muñoz

  • La Voz
Van a hacer 2 meses de la muerte de Don Juan López Muñoz, el que fue durante tantos años Jefe de Pediatría de los Hospitales de Almería. Primero en el Hospital Provincial, luego en la Residencia Virgen del Mar y por último hasta su jubilación en el Hospital Torrecárdenas. Por eso, en nuestro ambiente era conocido como el “Jefe” por la mayoría de los Pediatras de toda Almería, ya hospitalarios ya de Primaria. Gran profesional Es posible que por parte de la ciudadanía almeriense no se tenga conciencia de la magnitud del hombre que fue Don Juan, ciudadanía a la que sirvió durante tantos años. Primero como Médico Pediatra. Revolucionó la Pediatría almeriense, que hasta los ochenta no era sino una Pediatría con unos pocos profesionales, excelentes por otro lado, pero sin una proyección moderna. Don Juan montó un Servicio de Pediatría que resultó puntero a nivel nacional, sí puntero. Y eso no lo sabe la mayor parte de la población almeriense y debe saberlo. Organizó el Servicio de Pediatría en especialidades, trayéndose profesionales jóvenes y con gran proyección, de los mejores Hospitales de España huyendo siempre del nepotismo, con lo cual evitó lo que es una gangrena en el área institucional de nuestra vida nacional, que en multitud de ocasiones no elige a los mejores, sino a los afines. No, Don Juan no cayó en eso y esa es una de las claves de ese gran Servicio de Pediatría que consiguió bajo su tutela. Así consiguió su sueño como Pediatra al servicio de la Comunidad. Un Servicio de Pediatría de los más dinámicos de España y que tras conseguir la docencia ha formado excelentes especialistas que ahora pululan por toda España con el prestigio que eso le da a nuestra tierra. Eso fue labor de Don Juan. Aparte de su faceta como inspirador y hacedor de una Pediatría de prestigio, Don Juan tenía otras numerosas virtudes no conocidas por el gran público. Y eso es debido a una de sus cualidades más estimables. Ser una persona discreta y prudente. No se ponía medallas continuamente cosa habitual en nuestros pagos. Era bueno. Machadianamente bueno. Era muy culto. Anonadaba a los que gozamos de su amistad con sus conocimientos al margen de la Medicina. Sabía de filosofía, literatura, historia, teología y era conocedor como pocos del alma humana. Era un Médico humanista en el sentido que Don Gregorio Marañón, nuestro común referente, le daba a la figura del Médico. Dice José Cadalso en sus Cartas Marruecas. “¡Cuan glorioso proyecto sería el levantar estatuas, monumentos y columnas a nuestros varones más ilustres. Colocarlos en los parajes más públicos de la villa capital con un corto elogio, contando la historia de sus hazañas! ¡Que estímulo para nuestra juventud, que se criaría desde su niñez a vista de cenizas tan venerables!”. Eso decía uno de nuestros ilustrados hace más de 200 años. Lo suscribo y creo que Almería tiene una deuda de gratitud con este gran hombre. El ejemplo Que cuando generaciones futuras se pregunten ¿Quién era Don Juan López Muñoz? Con orgullo pudiéramos contestar. Don Juan era un Médico en el más completo sentido de la palabra: Compasivo, discreto, humano y fundamentalmente bueno. Un hombre de ciencia en todas sus facetas. Un hombre generoso que dedicó toda su vida y conocimientos en favor de los más débiles. Los niños de Almería. Un ejemplo a seguir