Las estrellas de la hostelería almeriense suben al cielo

Pancho Rodríguez Cruz

Juan Pedro Alarcón

  • La Voz
Hace unos meses, nos dejó un gran Gastrónomo que fue Antonio Carmona y por desgracia el 21 de enero, nos dejó otro gran Restaurador como era Juan Pedro Alarcón, después de una gran lucha con la muerte, ya que fue una complicada operación en la que pudo más la muerte que la ciencia. Estos dos grandes amigos de todo el mundo habrán hecho en el cielo una muestra gastronómica mano a mano donde no le habrán dado una Estrella Michelin y sí le habrán dado un puñado de estrellas de las que no nosotros vemos en el cielo en las noches de luna llena. La pérdida inevitable Aunque la muerte sea inevitable en toda existencia, siempre sorprende; y a pesar de conocer la rápida, corta y cruel enfermedad de Juan Pedro la ciencia no pudo hacer nada por la complicada enfermedad de nuestro querido amigo Juan Pedro, la noticia del fatal desenlace, estos días atrás, me ha causado a mi señora y a mí y creo que a todos los que hemos tenido trato con él, muy dolorosa impresión, por la pérdida de este gran profesional de la Hostelería almeriense como era Juan Pedro. Hoy esta familia está con sus corazones entristecidos, mantienen la esperanza de la fe en el refugio de la oración a la que yo y mi señora también nos unimos, igual que todos los que conocimos nos sumamos también a esta gran pérdida de hombre, este gran marido y este buen padre. Unidos por lazos de vieja y cordial amistad hermanada y bien cimentada hace unos 60 años, mi mujer y yo unimos nuestro homenaje a vuelapluma, no es por encomiar al amigo si no a mi hermano para valorar el fallecimiento de un Restaurador de talla extraordinaria sin lugar a dudas y lamentar la pérdida de su ejemplo vivo, paradigma de conducta moral, de honradez y talante, que desde nuestra Almería, matriz de su máxima actividad, fue figura popular entre todos los profesionales de hostelería de España. Persona ejemplar Cuantos conocimos a Juan Pedro persona tan cabal como él, mantendrán en la memoria de su rectitud y lo reconoceremos como perspicaz consejero y auténtico maestro de generaciones hosteleras. Todo un ejemplo hasta su último momento para los que le conocíamos y queríamos, que deberemos seguir con lo que él les ha enseñado a lo largo de su vida. Sus valores humanos siempre se han manifestado por su permanente predisposición a prestar su ayuda y apoyo a quienes lo necesitara. Persona religiosa y ejemplo de esposo y padre. Ha querido a los suyos de manera sublime y ha querido a la hostelería a la que ha dado parte de su vida luchando para que sea lo que hoy es poniendo él su granito de arena. Pero en fin, como dice el refrán la vida sigue. Un abrazo para los dos buenos amigos que nos han dejado como son Juan Pedro y Antonio Carmona a los que tanto apreciábamos a todos y que han dejado tanto el uno como el otro, unos hijos y que serán tan buenos gastrónomos como lo fueron ellos y para que pasando el tiempo no se olvide ni el Rincón de Juan Pedro en Almería, ni Terraza Carmona en Vera. Descase en paz estos dos caballeros de la hostelería almeriense.