20 años sin tu presencia

Ramón y Jorge Pérez Company

Juan Leal Espinar

  • La Voz
Parece que fue ayer, pero han pasado 20 años. Lo que más le gustaba eran los toros y el flamenco. Y precisamente, tras presenciar su última corrida en las Ventas, Madrid, donde actuó como único espada el Maestro Curro Vázquez, que se despedía del toreo, junto a Miguel Castillo Cardenas, Ramón y Juan Manuel Pérez Company, en la fecha del 30 de septiembre de 1994. Juan, intentó ser torero e hizo, por esas plazas de Dios, algunos festejos, pero lo suyo era la hostelería, creando en la calle que hoy lleva su nombre, la conocida bodega “Quinto Toro”. Años más tarde tuvo una sucursal “Quinto Toro 2” en la C/ Javier Sanz, frente al instituto Celia Viñas, y al mismo tiempo recordar su negocio en Aguadulce, conocido como Cortijo Los Corales. Sin embargo, hoy solo se mantiene el “Quinto Toro” que regentan sus hijos Manuel y Curro, emblema del taurinísmo almeriense. Nadie puede negar que Juan era muy serio en su trabajo, pero esa seriedad no era obstáculo para estar con sus amigos y pasar ratos inolvidables, recordando los numerosos viajes, en tren, en autocar o en coches particulares para ver cuántos festejos fuesen precisos. Como socio del Círculo la Amistad, disfrutó de buenos ratos y por contar una anécdota, ya que hay para escribir un libro, decir que era una liturgia antes de la corrida visitar aquellos toreros de su gusto, como Antonio Ordoñez y de manera especial el Gitano de Jerez, Rafael de Paula, y como no, su casa en Jerez, estaba siempre en el Hotel el Coloso cada año por la feria del caballo y en la desaparecida feria de la vendimia, acompañado siempre por su mujer y madre de sus siete hijos Concha Guirado. Podemos destacar también, en 1993, la invitación que hizo el malogrado Julio Robles a su finca de Salamanca, en la que estuvo acompañado por los firmantes de estas líneas. Llegamos al final: No pudo ver su nombre rotulado en la calle donde se encuentra el “Quinto Toro” en un acto entrañable y que gracias a la gestión de sus amigos del Círculo de la Amistad, el entonces Alcalde Fernando Martínez, junto con la viuda, hijos y nietos, amigos y los que se quisieron unir a ese homenaje, descubrió el rótulo donde figura para siempre el nombre de Juan Leal. Se podrían decir más cosas de un hombre bueno y almeriense, que le gustaban los toros sin descuidar su trabajo que era el pan de su familia. Siga descansando en paz.