Una vida al servicio de la prensa diaria

José M. Román “periodista”

Domingo GabÍn Rueda

  • La Voz
Su hija Natividad, la misma mañana del 8 de noviembre, decía de su padre que era “un busca vidas”. Le apostillé que mejor un luchador nato, un hombre entregado al trabajo y a su familia; una trayectoria de 81 años entre periódicos, de dedicación a la prensa diaria. Domingo Gabín Rueda (Almería, 1933-2014), nos dejaba esa misma noche del sábado, en su casa de la plaza Vicario Andrés Pérez Molina, donde mismo se alza el quiosco que regentaba, rodeada de su familia, sus hijas y esposa, a las que había dedicado lo mejor de él. Se ha ido, dicen sus allegados, “dulcemente, en paz”. A Domingo le salieron los dientes entre periódicos. Su padre, Higinio era vendedor y distribuidor de diferentes publicaciones. Ya antes de la guerra civil estuvo ligado a la “Independencia” y después a “La Voz de Almería”, además de responsabilizarse del reparto de la prensa que venía de Madrid, entonces con días de retraso. De niño, Domingo se incorporó al equipo familiar que llevaba los periódicos a las casas de quienes habitaban en el entorno del Paseo. Y ya, desde entonces, nunca dejó de respirar el olor a tinta de un diario, porque después heredaría el servicio que prestaba su progenitor. La familia de Gabín Rueda fueron depositarios del negocio y responsables de que los periódicos con las primeras noticias estuvieran en los domicilios de los almerienses a la hora del desayuno. Sus buenas dotes para la guitarra lo llevaron a formar un trío –“Los Jilgueros”- junto a los prestigiosos cantaores Pepe Sorroche y Alfonso Salmerón. Tuvieron días de éxitos y gloria, llegando a grabar un disco y a realizar actuaciones por toda la geografía española, fundamentalmente en Cataluña. En los sesenta, Higinio Gabín se jubila y su puesto en el cierre y distribución de “La Voz de Almería” la ocupa su hijo Domingo. No olvidemos que, si importante es la elaboración de un periódico por la redacción y los talleres, no menos lo es la distribución y el hecho de que llegue a primera hora a los lectores, bien a sus casas, bien a los puntos de venta. Y, en aquellos años, el cierre del diario era siempre de madrugada, con escasas tres / cuatro horas para la impresión y posterior salida a la calle. El trabajo manual era fundamental –preparación, empaquetado, etc.- y ahí, Domingo se dejaba el pellejo literalmente, madrugada tras madrugada. Luego compaginaría su trabajo en “La Voz” con la regencia del quiosco que le concedieron en la desembocadura de la calle Hermanos Machado con Artés de Arcos. Allí ha permanecido fiel, vigilante, hasta hace unos meses que las fuerzas le fallaron, aún en sillas de ruedas no faltaba a su cita diaria con la prensa. Gabín, tras la subasta de “La Voz” en mayo de 1984, un mes después pasó a la administración central, en concreto al INEM donde desempeñó su labor hasta su jubilación. La saga de los Gabín, liderada primero por Higinio y después por Domingo, siempre en contacto directo con la prensa diaria, tiene hoy continuidad en Natividad, que junto a su hermano Manolo, están al frente del quiosco que han heredado. Domingo podrá ya descansar en paz, y se ha ido con la conciencia y el deber cumplidos. Decimos adiós al compañero fiel y generoso, a quien se ha dejado la vida entre periódicos, al servicio de la prensa diaria.