A mi padre Ramón García Carrique

Ramón García (músico)

Ramón García Carrique

  • La Voz
"Hace un año, de forma inesperada, mi padre se fue. Se marchó sin hacer ruido, con esa discreción y elegancia que caracterizó toda su vida. Mi padre fue, ante todo, buena persona. Y un taurino. Alguien que pasó -a él le gustaría más la expresión "hizo el paseillo"- por la vida cuidando de los suyos, trabajando y, a la vez, disfrutando de sus aficiones, entre ellas su pasión por el arte de la tauromaquia. En casa era muy normal acabar cualquier reunión familiar apagando las luces para ver esas películas de Super-8, y las revistas taurinas y fotos con toreros poblaban su ya de por sí atiborrado despacho, donde aún me parece verlo, porque realmente sigue allí. Pero no sólo de tauromaquia estuvo su vida llena. De su pasión por la entonces incipiente tecnología en los sesenta derivó mi afición por ese otro arte maravilloso de la música y, seguramente, la de mi hermano por la informática y la de mi hermana por el cine y el teatro. Pero, sobre todo, lo que nos inculcó con su ejemplo vital fue el ánimo de perseguir nuestros sueños, de enfocar nuestra vida como él lo hacia, trabajando para vivir y no viviendo para trabajar. No fue, sin duda, un padre al uso. Lo acompañé en mi mas tierna infancia no sólo a corridas de toros, sino a más de una velada de boxeo, y a mis primeras películas en pantalla grande, fuesen o no para todos los públicos. Nunca pudo estudiar, pero supo aprender durante toda su vida. Aunque no era propenso a dar muchos consejos, alguno sí que me dio, y lamento no haberle escuchado. Ejerció de padre con autoridad, pero no fue autoritario. Luchó y trabajó para darnos lo mejor posible, pero no nos regaló nada. Que tomen nota las nuevas generaciones. No consiguió ser torero, pero realizó la mejor faena posible: cuidar muy bien de su familia y disfrutar al máximo de su vida, sus amigos y sus pasiones. Decía el abuelo de un buen amigo que la vida es como un autobús, y que unos tienen que bajar para que nuevos viajeros suban. Mi padre, Ramón García Carrique, bajo del autobús ahora hace un año, y lo hizo por la puerta grande.