La hija de un MAGO de los muebles que quiso ser jefa

Tony Fernández

MARÍA ABAD PLAZA

  • La Voz
María ha dejado de sufrir y su dolor se ha repartido entre todos nosotros. Manolo Abad, su padre, no entenderá nunca tener que enterrar a un hijo cuando la naturaleza dice lo contrario, pero aquí manda Dios. Ha luchado hasta el fin con sus dos hija siempre a su lado y una familia que ha llevado su enfermedad con gran entereza y enorme dolor. María se nos ha marchado en la flor de la vida y con muchos proyectos por realizar. Era muy joven. Hasta el último de sus días hizo lo que quería y ejerció como: “la jefa de Muebles MAGO”. Así la conocían y así se marchó. Genio y figura. ¿A quién esperas? Nunca hablamos de este día y eso que he estado en las grandes celebraciones de la familia Abad-Plaza, incluida aquella boda tan bonita en El Palmer. María iba muy guapa. Desde que era una niña la veía por Muebles MAGO. Su padre era amigo de todos los vecinos de mi barrio. Ellos de la Rambla Alfareros y yo de Magistral Domínguez, ni a 50 metros casa por casa. Nuestro primer encuentro no data de aquellos tiempos de niños. Todo comenzó cuando aparcaba a la puerta de la tienda mi Seat 127 negro y oro. Así todas las tarde hasta que una se acercó y asomada a la ventanilla me preguntó: ¿a quién esperas? ¿te puedo ayudar? y yo muerto de vergüenza le dije: “a Nieves que sale a las ocho”. Mi novia. Luego nos presentaron y cambié el 127 por el Renault 18, luego del Rover... y siempre esperando a mi novia primero y a mi mujer después. Fuimos a su boda y ella a la nuestra. Nos casamos el mismo año, 1983. Vimos nacer a sus hijas y ellas a nuestros hijos. Conocimos a la hija del jefe primero y a la jefa después. La hija del jefe Manuel Abad dedicó su vida a la familia y al mueble. Trabajó de todo, y sus hijos se fueron incorporando al negocio. De los cuatro, al ser la mayor, María era la que más se implicaba y ayudó mucho a la expansión del grupo animando a su padre a emprender nuevos retos que ella misma iba liderando. Luego llegó el turno de Manolo, Celia y Mónica que iban creciendo en la empresa, pero siempre a una distancia de María marcada por la edad y la experiencia. Fue tomando competencias y se convirtió en el brazo derecho de Manolo y en la jefa que siempre quiso ser. María la jefa Aquella tienda de la Rambla Alfareros dio el salto a Los Molinos, Aguadulce, Vera... su padre hacía los circuitos inculcando al personal la filosofía que les hizo crecer tanto en el mundo del mueble, mientras María despachaba con los comerciales y atendía a los clientes. Se hizo la jefa del negocio y así la conocían todos como. “María la jefa”. Los mejores años del negocio llegaron en su etapa con la dedicación y el empeño que su padre les enseñó. La enfermedad Siempre he estado al tanto de su enfermedad por mi mujer. Ella fue la primera que me alertó sobre el delicado estado de salud de María. En sus días de hospital hablaba mucho con su padre y no dejábamos un Santo ni una Virgen quieto con tal de ayudar a María. Pero ella sabía que lo suyo no se arreglaba con una estampa de la Virgen del Pilar o con una visita al Cristo de Medinaceli en Madrid. Pero lo intentamos su padre y yo: sin respuesta. La última vez que hablamos la noté diferente. Lejos, muy lejos de aquella María fuerte y rotunda. Lejos de aquella mujer firme y segura. Nuestras palabras sonaban a despedida. Me habló de sus padres y de sus hijas. María se moría y nada ni nadie lo podía evitar. Estaba en el hospital y “cuando pise Almería me voy a trabajar, no me pienso quedar en casa” su padre al lado de la cama era testigo de sus palabras. Alejandra y Carolina Cuando vean a Alejandra, verán a María. La misma mirada, sus gestos, su físico. A Carolina la he visto menos y no sabría opinar. Ellas han sido su fuerza hasta el último de sus días. Alejandra ya es la nueva jefa de MAGO sin pasar antes (como su madre) por ser la hija del jefe. Lo tiene todo aprendido. María les ha dado instrucciones a sus hijas para que sigan ayudando en el negocio. De padres a hijos. He dejado para el final a Manolo, su padre, el gran MAGO del mueble que nunca entenderá como la muerte de María va contra naturaleza. Lo normal es que un hijo entierre a un padre pero: cuánto dolor para Manolo y Carmen Trini. Infinito dolor. María ha dejado de sufrir y su dolor se ha repartido entre todos nosotros. MAGO abre una nueva tienda en el Cielo.