Carmen Laos era una señora de unos 50 años que se paseaba solitaria con sus dos perros por la calle Cardenal Herrera Oria.
Amaba a los animales y sentía compasión por los gatos abandonados que mal vivían por debajo de los coches.
A pesar de contar con pocos recursos económicos les compraba comida en una tienda cercana,en la que a veces se lo apuntaban a deber.. También ponía recipientes con agua debajo de los arboles. Los gatos normalmente ariscos y desconfiados,la adoraban,la seguían como unos pajes pueden seguir a su rey.
Los vecinos amantes de los animales nos parábamos a hablar con ella. La conversación era sobre el estado de salud de los gatos a los que algún desalmado había hecho daño. Siempre hablaba con un gran cariño sobre ellos.
Otras veces nos contaba en estas reuniones espontáneas en la acera que sufría porque no podía sacar a pasear un perro pequeño encerrado durante muchas horas en el escaparate de una tienda.
Algunas veces íbamos a comer tapas a un bar cercano,la suya preferida era la de chorizo. El personal de los bares y los clientes la conocían.
Sus piernas que no la transportaban bien comenzaron a empeorar. Hasta que llego el momento en que los vecinos no la veíamos por la calle y los abrevaderos de agua debajo de los arboles habían desaparecido. Nos preguntábamos unos a otros si la habíamos visto.
Un día siguiendo un gato blanco con manchas que se había buscado una nueva alimentadora,esta nos comunico que Carmen había muerto en un hospital.
Los vecinos y los gatos,estamos de luto.