Estimado Indalecio:
Se me hace difícil contener la emoción mientras escribo este obituario pero, me veo en el deber de expresar mis emociones y sentimientos hacia ti. El titulo que publica la voz de “Se nos ha ido un GRAN TIPO” creo que es acertadisimo.
Desde el primer día que te conocí, ya me lo pareciste allá por el año 2004, cuando empece a trabajar contigo y con la GRAN FAMILIA RENAULT de Almería.
Serio y exigente, cariñoso y entrañable como un padre, a pesar de tu juventud. Jamas recibí por parte tuya una mala respuesta, un reproche al contrario, esa sonrisilla tuya de lado, como conteniendola por lo bajo que acababa estallando en una carcajada... siempre cómplice y que rezumaba confianza en el trabajo que estaba realizando, una vez mas como un padre al saber que su hijo iba por el buen camino, a pesar de lo estresante de nuestro trabajo. Al contrario, después de la sonrisilla, un chascarillo, un buen consejo o una moraleja, al final después de unas risas, vuelta al trabajo y llevar la Excelencia de nuestra marca por bandera hasta el final.
Es una constante en nuestra vida, la muerte y por tanto ya parece que deberíamos estar acostumbrados pero no... cuesta acostumbrarse, cuesta acostumbrarse a tu ausencia “jefe”.... de verdad que jamas pensé que la tuya, tu amarga partida, llegara a sentirla tanto, a tocarme tanto y a pensar tantas veces como he pensado en ti y en tu familia y en lo injusta que es la vida y en lo importante que son todos y cada uno de los instantes que pasamos con nuestros seres mas queridos.
Gracias, gracias y mil veces gracias por todo Indalecio, siempre estarás en mi memoria por el ejemplo que me diste en vida como luchador y por el legado que nos dejaste a tu familia, amigos y compañeros de trabajo entre los que tengo el honor y privilegio de estar.
D.E.P.