Querido Javier, nos dejaste un 7 de Septiembre y no dejamos de echarte de menos. No hay personas imprescindibles, pero si necesarias y tu lo eres. Nunca te faltaron valor y ganas para ayudar, para dar sonrisas y palabras a partes iguales. Si era por reivindicar, siempre y sin pereza, si era por luchar, estabas para todo lo que era imprescindible. Amante de la literatura y la cultura, la practicabas sin riesgos. Duro golpe Tu enfermedad fue un tremendo golpe para la legión de amigas y amigos que tenías, pero nadie confiesa haberte visto derrotado jamás. Te has ido a lo grande, con una dignidad sobrecogedora. Y aquí nos dejas Javierito, medio abandonados a nuestra suerte, en éste valle de penas y problemas, que ahora sin ti, aparenta ser más triste y sombrío. Pero también en ésta suerte de tierra de apariencia desértica y árida pero que ofrece el maná de hermosos corazones que se unen cuando es necesario. Viviste más o menos como querías, cómo merecían los momentos y las situaciones, pero viviste querido, muy querido. ¿Lo sabes verdad? Ahora, sin ti, pero con tu poesía y recuerdo seguiremos adelante.Tu poesía cristalina y de una profunda sinceridad, que poco a poco nos ibas compartiendo, y que más tarde o más temprano alguien le dará forma de libro seguramente. Las cosas políticas que tanto y tan bien sabías analizar, siguen sin salir bien. Las sociales que tanto vivías y lamentabas, tampoco. La naturaleza está hecha unos zorros, cada vez peor. Pero hay que seguir porfiando. Tu eras un hombre de verdad, de esos que creen que el feminismo no es lucha contra nadie, sino la nación de la igualdad Tu eras un ser humano con la dignidad conferida a la persona que hace mundos habitables donde solo hay mentiras, muros de concertinas y de miedos. Tu eras inteligente e intuitivo, sabio por naturaleza. Tu eras sobre todo amigo de la verdad y un humanista convencido. Tu espíritu no tiene que pedir al mundo el favor de la memoria, quienes te conocimos lo sabemos. “Que corra la cerveza ...“, nos dejaste como último mensaje, pues claro que si, siempre vital y con la cabeza bien puesta. Javier querido amigo, necesitamos que nos des la luz de las estrellas, el polvo del viento, el rocío de las olas y la presencia de la luna para seguir confiando en el género humano y en lo grande que puede llegar a ser. Ojalá supiera escribir como tu escribías para dejar constancia de sentimientos tan bellos como los que tu nos dejaste. No obstante, mi dificultad no debe impedir dejarte públicas mis palabras de fraternidad, cariño y agradecimiento por haberme dejado compartir algo de tu vida. ¡Seas en paz amigo inolvidable! El último mensaje de Javier horas antes de morir deja a las claras el tipo de persona que hemos perdido: El último sorbo ...”Y al final queda el amor , el fruto del amor, y la amistad, la propia infancia y la infancia que hayamos infringido..., como toda luz..., como toda paz.”