Su corazón quebrado nos arrebató, demasiado prematuramente, a nuestro compañero y amigo Francisco Suárez Cardona, relevante científico, reputado consultor ambiental, conservacionista y profesor en el Departamento de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid.
Quico, como le nombrábamos sus innumerables amigos, se incorporó tardíamente a la Universidad como docente, en 1989, once años después de obtener su licenciatura en CC. Biológicas. En el interludio lideró los equipos de profesionales que bregaron, en diversas empresas, con las primeras evaluaciones de impacto ambiental en España. De esta manera acumuló la suficiente experiencia como para ser el autor de la primera guía metodológica para la elaboración de Estudios de Impacto Ambiental, por encargo del entonces Ministerio de Obras Publicas y Urbanismo.
Pero no abandonó en este tiempo su pasión científica por la naturaleza en general, y las aves y estepas en particular. Así, en 1987 obtuvo su doctorado con un trabajo sobre la historia natural de la collalba rubia, un discreto pajarillo propio de matorrales aclarados y estepas mediterráneas. El estudio y la pasión por los medios abiertos han constituido desde entonces una constante en su quehacer. Su incorporación definitiva a la universidad tuvo un efecto multiplicador sobre este bagaje. En la Autónoma de Madrid ejerció una sobresaliente capacidad de liderato basada en su solvencia técnica, excelencia científica y una pragmática noción de la eficacia. A su fructífera docencia se añaden 9 tesis doctorales dirigidas, 70 proyectos de investigación básica y aplicada, más de 200 trabajos científicos de primer nivel y numerosos artículos de divulgación científica. Reconocido pionero en materia de evaluación de impacto ambiental, en el análisis del efecto barrera de las infraestructuras lineales sobre la fauna y en la investigación sobre aves propias de los ecosistemas esteparios, sus aportaciones han sido sin duda fundamentales para la conservación de la naturaleza en España.
La provincia de Almería no ha sido en absoluto ajena a esta trayectoria. De hecho, sus primeros estudios sobre las comunidades de aves esteparias en territorio almeriense datan de la década de los ochenta. En la Reserva Ornitológica de Las Amoladeras y su entorno (P.N. del Cabo de Gata-Níjar) encontró, encontramos, un territorio donde ahondar en el conocimiento de las aves esteparias y su relación con el medio en que habitan. El conocimiento científico adquirido en las dos últimas décadas sobre la ecología evolutiva de los aláudidos y su biología de la conservación se deben, en gran medida, a la constancia y perspicacia científica de Quico. Y su fruto ha quedado sintetizado en su último gran empeño, el libro "Las alondras de España peninsular", un tratado que servirá de referencia durante muchos años. Los que pudimos disfrutar de su compañía echamos de menos, además, su mezcla de curiosidad, pasión y escepticismo tan propia del buen científico, su humildad y su inteligencia para reconocer la ignorancia propia y apreciar la sabiduría ajena, y su sencillez, alegría y camaradería, tan importantes en el disfrute cotidiano.
Quico Suárez, creador e intérprete de modelos científicos, en cambio no podía ser, en lo personal, referente para los usos convencionales de la vida, pues su singular personalidad le convertía en un ejemplar único e inimitable, fuera de modelo. Una rara avis y nunca mejor dicho. Él como nadie, sabía celebrar la vida al margen de los usos habituales y las recomendaciones vulgares, siempre haciéndonos partícipes a todos de su infinita generosidad. Alguien, en definitiva, a quien era inevitable coger cariño, como reconocen todas las personas integrantes de la extraordinariamente diversa red de relaciones que Francisco Suárez Cardona tejió a lo largo de su corta pero intensa vida. También en Almería. Sabedores de que no ha podido llevarse consigo toda su inmensidad, nosotros seguiremos celebrándolo en el recuerdo.