Hasta siempre, amigo

José Manuel Conde Carrillo

  • La Voz
José como te llamábamos generalmente casi todo el mundo, o Manolo como te llamaban en tu entorno mas familiar. Aquella mañana de octubre de hace nueve años, cuando tu corazón, inesperadamente dejó de latir, fue inevitable pensar que era el fin que nadie quiere. Pero no era tu hora y milagrosamente volviste a la vida. Una vida que cambió tu forma de vivirla, comenzaste un poco como “Forrest Gump”, a sentir la necesidad de andar y andar. Era rara la tarde que no se te veía, vara en mano, andando por Retamar y sus alrededores. Hasta hace unos dos años, que tus problemas de las rodillas, te fueron impidiendo que continuaras con tus buenas y sanas caminatas. Nos habías acostumbrado a que eras prácticamente incombustible, ante las vicisitudes de tu vida, nos hiciste creer que nunca mas se te volvería a para el corazón. Con ese gran corazón, si el que ya casi no nos acordábamos que un día dejó de latir, nos acostumbraste a ti, con esa sencillez, esa socarronería y esa forma de ver la vida tan peculiar que tenias. Como dijo tu hija Laura en tu funeral, nos has preparado para todo en esta vida, para afrontar cualquier problema, para arreglar cualquier cosa, pero Jose, nos has pillado sin prepararnos para esto de tu repentina marcha. Sabemos que el el tiempo lo cura todo y que acabaremos asimilando este drama. Es complicado encontrar consuelo en estos momentos, pero sintiendo todo el apoyo de todos los que hemos recibido en tu vida, parte de tu gran corazón, podremos amortiguar tanto dolor. ¡Hasta siempre, amigo!