Ahora el cielo está de fiesta y estás al lado de tu amor eterno, mi abuelo

Alba

A mi abuela

  • La Voz
Hola mi reina, Me lleno de valentía para escribirte esta carta mientras mis lágrimas caen sin parar. Abuela, ahora miro hacía todos aquellos años que pasamos juntas y me hacen regresar a unos recuerdos maravillosos que atesoro en lo más profundo de mi corazón. Recuerdo que cada Sábado esperaba impaciente el momento de ir a Celín, de ir a tu casa para que me llevases al arroyo a ver los patos, al parque para montarme en los columpios, a la tienda de barrio a comprar chuches o que me llevases contigo a casa de tus amigas donde siempre aprendía algo nuevo y que al volver, me hicieses esas patatas fritas que no tienen comparación con ningunas otras. Persona especial También me encantaba que me contases tus historias, esas historias que marcaron tu vida, que te hicieron ser fuerte y que te convirtieron en la persona tan especial y maravillosa que siempre fuiste. Mi favorita era aquella en la que de niña tuviste que partir hacia Cádiz sin miedo alguno donde te ocurrieron cosas inolvidables que siempre recordabas a mi lado. Recuerdos Mi reina, en tus últimos años por este mundo te veías tan distinta, tan vulnerable, tan frágil e indefensa que poco a poco fuiste dejando de ser tú. Con tu memoria como la de un rompecabezas, dejaron de encajar algunas piezas y yo, siempre intenté de rescatar tus recuerdos para que no quedasen en el olvido. Los días antes de tu pérdida fueron muy duros para mí, pues como una vela te fuiste apagando poco a poco hasta que el día 13 de Noviembre del 2016 te marchaste. Sueños Recuerdo que estando en el hospital me dijiste que luchara por mis sueños y que querías que fuese una gran maestra. Hoy sé que esa fue tu despedida y cada palabra quedó grabada en mi memoria y en mi corazón. Gracias por enseñarme todo lo que me enseñaste, gracias por las risas, las travesuras, las historias, los regalos, las comidas, los juegos. Gracias por haberme querido tanto. Ahora el cielo está de fiesta, y estoy segura de que estás al lado de tu amor eterno, mi abuelo y de tus seres queridos a los que un día, como a ti, se les detuvo el reloj de la vida. Los sábados ya no serán lo mismo sin ti. Nunca te olvidaré, mi reina. Te quiere eternamente, tu nieta Alba.