El Azul y el Blanco eran mis colores desde la infancia. ¿Por qué sería? Quizás porque nací en esta tierra donde todo es luz, quizás porque lo veía en tus ojos reflejando el cielo y el mar de Almería.
El agua era tu elemento, disfrutaste mucho dejándote acariciar por ella, buceando a sus profundidades para ver mil colores. Sentías sed si a una planta le faltaba. Estate tranquilo porque nuestras sierras se han vestido de blanco y pronto estará todo más verde.
Tu sensibilidad hacia el paisaje estaba en ti trasmitido durante generaciones y así sigue. Tocaste la tierra con tus manos más que con los pies y criaste flores, frutos y niños. Disfrutaste viéndolos crecer, como luego con tus nietos.
Un hombre, hijo y marido de mujeres pintoras, supo ver la belleza y era muy sensible a ella. Un hombre con una mente constructiva y creativa que, en la década del cemento y del soberano, hacía cosas que otros no hacían, submarinista, diseñador, jardinero, inventor…
Amante del cine y la literatura, fuiste un gran narrador. Hiciste memoria del pasado y horizonte del futuro, sin fijarte mucho en el presente. La tarde anterior a tu despedida, tuviste a Jorge Manrique en los labios, no fuera casualidad pensabas en tu Vida como Rio que lleva al Mar.
Descansa en Paz.
Tu hija pequeña, Carmen.