Siempre fiel a tu aniversario

Tu hijo Pedro

María Isabel Muñoz Segura

  • La Voz
Querida mamá: Por qué será que tengo la impresión de que el tiempo se paró ese fatídico día ocho de junio, cuando sin grandes alardes con la mayor discreción te dejaste llevar sin hacernos partícipes del final de tu existencia y de ese modo evitarnos esa imagen triste, y te fuiste en un leve suspiro que apenas percibimos. Hoy ocho de Junio, siete años después de tu ausencia, te diré que todo lo antes mencionado lo he aceptado con tal normalidad que solo lo recuerdo, si no es porque ya no te oigo decirme “Ay mi hijo” ¿Lo recuerdas mamá? Recuerdas cuando nos veíamos y me abrazabas diciendo esa hermosa palabra a la que yo contestaba “Ay mi madre”. Que dos frases más hermosas y cuanto contenido sigo encontrando en ellas, tú sabes que seguimos en sintonía y aunque el abrazo no sea físico, sí que las frases siguen vigentes en el día a día, porque a diario cuando miro y beso tu foto, te la dedico, incluso intento creer que me contestas. Mamá, en este tu séptimo año han acontecido novedades en la familia en cuestión de salud. Afortunadamente creo, deseo y espero se solucione de la mejor manera, por lo que te pido intercedas por todos los que te dejaste en la tierra y nos eches una mano, para que la intranquilidad de todos, de paso a la esperanza de que todo se resuelva y para que cuando todo llegue y pase, reflexionemos y empecemos a actuar con coherencia, humildad y seamos conscientes, que con los años que nos queden por vivir como dice la canción, pensemos que estamos de paso por esta vida e intentar que ese paso sea firme, sincero y en concreto bueno. Es por ese motivo por lo que en este tu séptimo aniversario, he llegado a una conclusión y es la siguiente: Hasta hace poco me consolaba o al menos en esa creencia estaba, me hacía bien cuando iba a visitarte y aún a sabiendas que tras el frio mármol de la lápida están tus restos, me he dado cuenta que del consuelo he pasado a la impotencia y depresión, no reportándome calma alguna y eso es lo que intuyo que es lo que en sueños me intentas decir. Por lo tanto, creo que voy a dejar de ir salvo cuando las circunstancias lo exijan. Recuerdas cuantas veces en vida nos decías que llegado el momento no te pusiéramos flores, “nunca te gustaron” y seré yo el que empiece por cumplir tu deseo. En su lugar decías rociáramos sobre tu lápida tu perfume favorito, yo lo haré, pero sobre tu foto, la que beso a diario y quizás cerrando los ojos tendré la sensación de tenerte a mi lado. Quizá este último relato pueda parecer pedante o cursi, pero es algo que tendré que respetar porque también he llegado al entendimiento, que a estas alturas de mi vida, soy dueño de lo que digo y de mis actos y haré lo que en consecuencia crea que es bueno para mi salud. Y porque creo que tan importante es el ir a visitarte, como la constancia en recordarte, rezarte y quererte y de eso, yo estoy sobrado. Este año he cumplido algo pendiente con papá, como ha sido el dedicarle un pequeño homenaje en el 48 aniversario de su partida. Otra cosa cumplida, bien es verdad que cada día que pasa tengo más claro la necesidad de saber cuáles son las prioridades para ir cerrando el círculo que configura mi vida. Dejando fuera todo aquello que me pueda afectar y quedándome con lo mucho o poco que a partir de ahora me pueda aportar tranquilidad y porque no, un poco de alegría. Decirte que estoy tranquilo, vivo tranquilo, que todo lo que la vida me va deparando lo voy aceptando con total normalidad y siempre con el consuelo de tu recuerdo que hace muy bien. Este año me he extendido más que en años anteriores pero tiene su lógica, ya que será la última carta que te dedico, creo que ha llegado el momento de que nuestra intimidad quede entre nosotros dos. Sí quiero dejar patente de mi agradecimiento a todos lo que hayan tenido la buena intención de leer, todo cuanto he contado y he hecho público. Y por supuesto al departamento de Obituarios de La Voz de Almería, que tan gentilmente han publicado cada año dichas cartas. Pero ha llegado la hora de que quien quiera coger el testigo de algo que nunca fue monopolio mío, que lo haga. Hasta que nos volvamos a encontrar, te deseo descanses en la paz del Señor Te quiero