Adiós a una gran mujer

Covadonga Grijalba

Rosa Relaño Fernández

  • La Voz

Nos ha dejado Doña Rosa Relaño Fernández, Inspectora de Educación y última representante de una familia dedicada a la educación y la enseñanza en la provincia de Almería.


Su padre, D. Antonio Relaño, fue catedrático y director de la Escuela Normal Masculina, director de la Escuela de Artes y profesor del Seminario Diocesano, además de concejal de Cultura en el Ayuntamiento de Almería y diputado provincial. Los C. E. I. P. de Abrucena y de Olula del Río llevan su nombre, a petición de quienes fueron sus alumnos.


Su madre, Dª Rafaela Fernández, fue catedrática y directora de la Escuela Normal Femenina. A su memoria está dedicado el Colegio Público de Fines.


De sus dos hermanas, Paquita (la mayor) perteneció al Cuerpo de Directores Escolares, mientras Inés, que también fue inspectora de Educación, tiene un colegio con su nombre en la Calle General Luque, de Almería.


Rosa Relaño fue pionera en muchos aspectos y Almería puede sentirse orgullosa de ella. Poco después de aprobar las oposiciones de Inspección fue nombrada jefe de la plantilla de Almería, siendo la más joven de España en ocupar este cargo, con funciones muy similares a las de las actuales Delegaciones Provinciales de Educación.


Su vocación le llevó a optar siempre por los más necesitados de ayuda. En primer lugar, por los niños de población diseminada, que vivían en cortijadas sin posibilidad de acceder a ningún tipo de escuela, tanto por su lejanía como por los caminos de la época, intransitables para el transporte escolar.


Como solución, concibe la idea de las Escuelas-Hogar y consigue que se instale la primera en Almería. La Escuela-Hogar Madre de la Luz, modelo de institución, daría origen a una red de centros similares en nuestra Provincia (Albox, Vélez Rubio, Tíjola, Adra, Níjar y Garrucha), extendiéndose después por todo el territorio nacional.


Como responsable de los Centros de Vacaciones Escolares – más conocidos como Colonias de Verano – aprovechó la infraestructura de las Escuelas-Hogar y de algún Colegio con instalaciones adaptables, para permitir el descanso lúdico y educativo de numerosas tandas de escolares: “Madre de la Luz” para niñas del interior y Garrucha para niños, mientras los alumnos de zonas costeras podían acudir a la E.H. de Vélez Rubio. Más adelante se amplió el ámbito, recibiendo en Almería-capital escolares de otras provincias y ofreciendo a los almerienses turnos en Santiago de la Espada (Jaén).


Al crearse el Servicio de Educación Especial, asumió gustosa esta responsabilidad, que suponía todo un reto, para ocuparse del alumnado almeriense con especiales necesidades educativas. Pese a las dificultades que encontró, por la carencia de recursos e infraestructuras adecuadas, logró crear el Colegio “Princesa Sofía”, centro específico para escolares con discapacidad psíquica y sensorial, que sería inaugurado por los entonces Príncipes de España.


Más adelante puso en marcha el Colegio Provincial de Sordos, al que se pondría su nombre. Las posteriores investigaciones sobre este campo introdujeron una nueva modalidad de enseñanza, a través de las aulas de integración ubicadas en los colegios ordinarios, y el Colegio de Sordos pasó a convertirse en Centro de apoyo para otros centros. Finalmente halló nueva ubicación, pasando a denominarse Colegio Provincial de Apoyo a la Integración de Sordos ‘Rosa Relaño’, al tiempo que dichas aulas se extendían por toda la Provincia, dando respuesta a las exigencias de integración y permitiendo la deseada normalización educativa.


Completaba así sus desvelos para que todos los niños almerienses tuvieran acceso a la formación, superando las dificultades derivadas de su lugar de residencia o de sus capacidades personales. Educadora nata, modelo en el cumplimiento de su deber y gran amante de la enseñanza, destacó por su amplia preparación profesional, su rectitud y calidad humanas Ello le granjeó el respeto y el cariño del Magisterio, para el que fue siempre un referente. Y, para quienes fuimos sus compañeros del Servicio de Inspección de Almería, fue un ejemplo permanente de laboriosidad y entrega total a su profesión.


Una vez jubilada, se incorporó a Manos Unidas como voluntaria y colaboró con Cáritas Diocesana. Tras recopilar y ordenar los escritos de su hermana Inés, publicó “Poesías” y “Cuentos y Poesías”, dos obras póstumas cuyos beneficios destinó a Manos Unidas. Mujer de acendradas convicciones religiosas, enfocó con sencillez, serenidad y aceptación las limitaciones que marcaron el último tramo de su vida, dispensando siempre una acogida sonriente y agradecida a su entorno más próximo y dando ejemplo, una vez más, de su exquisito y generoso espíritu.


Hoy despedimos con dolor a Doña Rosa Relaño Fernández, una gran mujer, maestra de maestros, compañera y amiga entrañable.