‘El Pelao’ fue periodista de LA VOZ y riojano ejemplar

ANDRÉS RODRÍGUEZ ESCORIZA - FUNDADOR DE VISITADORES MÉDICOS

  • La Voz
LA VOZ era su pasión. Le gustaba escribir, y quería venir a nuestra redacción a saludar a Pedro Manuel y conocer de primera mano un periódico “de esos modernos que tenéis ahora, porque yo sigo con mi máquina de escribir”. No pudo venir porque la vida se le acabó “con más de 90 años y estoy fuerte...”. Te gustaba tanto escribir obituarios que este lo vas a escribir tú. Yo me pongo a tus órdenes, primo. Y quiero que sepan tus seres queridos que siempre tenías en la boca a tu nieta Noelia, a mi tía Antonia y a ‘Pepico’ Saberes “que tenía la gracia a espuertas”, como tú decías. Me gustaba besarte cuando te veía porque eras muy cariñoso. Siempre familiar. Agradecido y aferrado a vivir porque el hambre te hizo una ‘fiera’ a la hora de luchar en la vida. Ese hambre de la que tanto hablábamos cuando “en el cortijo del Caco siempre había para nosotros algo que comida”. Luego la emprendías con mi tía Antonia “qué guapa, la conocía desde que éramos niños” y más tarde a por el tío Pepe “que nunca me dejaba pagar. Siempre nos convidábamos cuando se escapaba del taller de tu tío Juan”. Para ti los Saberes y los Góngoras eran muy grandes porque “siempre tenían comida para nosotros cuando íbamos por los cortijos en los tiempos del hambre”. Y que nadie piense que la vida te ha tratado mal porque has terminado tus días con solvencia en todos los aspectos. Con tu ‘cortijico’ y todo. Siempre te has preocupado por mi salud y cuando me preparabas una caja de naranjas siempre me decías “Para, primo, para, que estás siempre trabajando”. Luego los dos besos, el abrazo, y hasta la próxima. Tranquilo, primo, estoy bien. Te empeñaste en conocer a toda la familia y lo lograste. Desde la mujer a la más pequeña de la casa, María, con la que un día en la puerta de tu cortijo nos pusimos a coger naranjas sin que te enteraras. Ya ves, al final ni he cruzado la verja pero si he estado en tu casa muchas veces. He conocido a tu mujer, a tu hija, a tu yerno. Aquí estamos en empate. Familia por familia pero te debo una, primo, la visita a LA VOZ. Con las ganas que tenías tú de venir a vernos pero “tengo que estar con la mujer que tiene Alzheimer”. Ibas a hablar con Pedro Manuel, luego la visita a La Prórroga (que nunca te perdías) y por último la radio para ver cómo y dónde hacíamos los partidos del Almería. Porque tú siempre fuiste un fiel seguidor rojiblanco. Siempre me has preguntado “¿De dónde sacas las fuerzas, primo?” Cuando era yo quien salía de tu casa diciendo ¿éste hombre tiene más de 90 años? Vamos a terminar, primo, que se agota el papel, dime que pongo más. Ya, lo de tu casa en Rioja. Lo que querías a tu pueblo. Lo de ese caserón de tus padres que pensabas rehabilitar. Ese rincón tan preciado de tu tierra, de tu pueblo que te vio nacer. Porque Andrés Rodríguez Escoriza en Rioja es ‘El Pelao’ cuántas veces me has contado lo del mote. Los últimos años de tu vida los has dedicado a escribir de tu familia. A contactar con ellos, a vivirlos, a sentirlos, a quererlos, a ayudarlos. Yo, primo, no he tenido todo el tiempo que te mereces, pero he tratado de no fallarte en nada y he ido dos veces a tu cortijo, pero no estabas. Me ha dicho tu hija Puri que preguntaste que si había salido tu esquela en LA VOZ, que le dijiste: “Me han ‘sacao’ ya en los obituarios”. Sí, primo, todo ha salido muy bien. Tres esquelas, tres. Me gusta la familia tanto como a ti. Pero sabes que los Saberes nos vemos poco y nos queremos mucho. Nunca la distancia en nosotros se hará olvido. Me he enterado por tu Nieta y lo he leído en LA VOZ, tu esquela ha salido bien, primo. Todavía no le he dicho a nadie de la familia que te has marchado. Te vamos a echar de menos. Te hemos perdido en la tierra. Te hemos ganado en el cielo.