“Una vez , hace muchos años en Almeria íbamos en el coche, Juan José ,su mujer Trini, y yo acompañado por mi esposa. Era de noche. Saliamos de cenar, un fin de semana, de un restaurant .Juan Jose Cobos dijo: --Mira, un gato.
Todos nos miramos y sonreímos, con estupor sorprendente y dió Trini, al ver la incredulidad nuestra , el siguiente matiz , aclarando.
-Seguramente, ha creído , que va con los niños: sus hijos.
¿ Podrás nunca más volverte a juzgar la pequeñez de los hombres ? ¡No! Era la libertad de Juan José Cobos incalculable , como un niño grande que amaba a sus hijos y profundamente a su esposa. Sencillo, sin aires de grandeza. Construía , libremente, su mundo feliz, lleno de una vegetación frondosa de optimismo, a los que tenían acceso él y sus seres queridos. Entre los que estábamos también sus amigos. Y los niños. Era una característica de Juan José que le aproximaba al Cielo.”Dejad que los niños se acerquen a Mí…”
Su vida como una gota de rocío ha tendido el corazón, en la hora suprema de su muerte, en su Málaga querida, Después de recorrer medio mundo.
Fue Ingeniero Agrónomo ,Jefe del SOIVRE, muchos años en Almería , en la que nacieron sus tres hijos, Juanjo, Antonio y la hija, que se llamó, naturalmente, María del Mar, pasó más tarde , como Agregado Comercial en la Embajada de España en Bruselas. Y luego, finalmente hasta su jubilación, al Ministerio de Agricultura en Madrid.
Pero siempre que podía venia a Almería , que tenía un significado especial para él. En su casa del Parque se reunía con sus amigos en una timba, mientras tomábamos una botella de buen vino con jamón, y otras viandas, como si estuviéramos en nuestra propia casa. Pues era generoso como él solo, y también su esposa Trini que no le iba a la zaga.
Aquí en el jugueteo de la sombra y la luz, ¡qué evocador resulta su recuerdo! Hemos vivido mucho, juntos en familia. Y sobre todo en Enix. El pueblo blanco y serrano, de nuestra provincia, pasamos los domingos en familia con nuestros hijos , en aquel entonces pequeños.
El amor y la muerte son poco exigentes al elegir, son imparciales. Por eso, se han llevado a Juan José Cobos , que siempre está en el pensamientos de su esposa e hijos.
Viene a nosotros como la repentina brisa , y se abrirán las flores , con todos los recuerdos de los felices años pasados , ahora que se aproxima la Navidad. Una gran tristeza se apodera del corazón de la familia y amigos.
Era un gran hombre, y sobre todo bueno. Eso nos ayuda y nos consuela , con el de seo de imitarlo.