En las vísperas del Día la Mujer Trabajadora, nos enteramos de la triste noticia de la partida de Charín Gurriarán, sin desmerecer a otras, ella fue pionera en muchos de estos conceptos que se conmemoran y reivindican un 8 de Marzo.
Aunque fue e hizo muchas cosas a lo largo de su vida, es digno y merecedora de recordar por su trabajo y lucha en favor de los Servicios Sociales de esta Ciudad de Almería. Fue concejala de Servicios Sociales desde 1983 a 1995. Entró a formar parte del equipo de Gobierno en la segunda legislatura de la actual etapa democrática, de la mano de Santiago Martínez Cabrejas y del PSOE. Cuando ella comenzó solo había cuatro trabajadoras sociales en el área. Charín inicio el proyecto de los servicios Sociales Municipales, con el mismo diseño que figuran hoy, con cuatro zonas de trabajo y cuatro Centros de Servicios Sociales, uno en cada una de ellas. En 1988 se realizó un estudio de la ciudad para crearlos, adhiriéndose rápidamente a la Red Andaluza de Servicios sociales instaurada por la Junta de Andalucía. A partir de esa fecha se fueron inaugurando los distintos centros y también el Centro Municipal de Acogida, las dos escuelas infantiles Municipales en el Alquián y Los Almendros. Se dotaron todos ellos del personal necesario, trabajador@s sociales, educador@es, animador@es, maestr@s auxiliares,…
Sabía distinguir perfectamente cuál era el papel del político y el de los técnicos, siendo muy respetuosa en ello. No le gustaba la notoriedad, la dejaba para el trabajo que se realizaba con el protagonismo de los técnicos y de los propios vecinos.
Era enérgica, trabajadora, con carácter, pero afable en los momentos que había que serlo. Su despacho siempre estaba con la puerta abierta, cualquiera, trabajador o vecino podía pasar y si te veía cruzar por delante de la puerta te llamaba y te sentaba a preguntarte como iban las cosas e intercambiar pareceres.
En 1986 puso en marcha un programa de prevención para jóvenes y menores en el barrio del Puche denominado LEAJ y que era dirigido a un barrio en cada Capital andaluza, de lo que se dieron en llamar Barros de actuación Preferente. Cada vez que allí se realizaba una actividad importante, se contaba con su presencia, al igual que lo hacía en otras de cualquier barrio de la ciudad, en especial los más desfavorecidos. Su colaboración y participación llegaba más allá de lo estrictamente político, se implicaba, sin molestar, antes preguntaba. Así podía presentarse en la Sierra de María, a visitar el campamento de los niños del Puche o mediar para visitar en Madrid con ellos el periódico Diario 16 donde trabajaba entonces su hijo, el periodista Carlos Santos, o entrar el mismísimo Congreso de los Diputados. Su labor era mediar, si podía hacerlo, y abrir puertas.
Hasta no hace mucho podías verla pasear especialmente por el paseo marítimo, cerca de su casa. La última vez la vimos en la calle Navarro Rodrigo, hace unos meses, sentada en un tranco esperando que su hijo le llamase un taxi porque estaba cansada y quería volver a casa, con el mismo genio, nos lo decía.
Hace pocos años, tanto el partido socialista por un lado, como el ayuntamiento de Almería, le hicieron sendos homenajes, aunque por su talla política y social debería haber sido reconocida y homenajeada mucho antes y no solo por estas instituciones sino por otras administraciones y colegios profesionales, por todo lo que ella realizó y supuso para el avance esta ciudad y de los servicios sociales en particular.
Cuando murió su querido Paco, me dijo: rezad y pedid por mi, vosotros que podéis y sabéis“. Hoy en el recuerdo de su valentía, coraje y saber hacer podríamos decir que Charín tenía el Cielo ganado.