Hoy ha muerto D. Ricardo Díaz Casanova, me lo ha comunicado hace unos momentos su hija Amparo. Ejerció la docencia en Macael casi toda su vida profesional. Tuve el honor de ser uno de sus mejores amigos. Llegamos a Macael en septiembre de 1961, teníamos algo más de veinte años. Ricardo fue destinado al Centro Público Virgen del Rosario y yo al Patronato del Frente de Juventudes. Compartimos juventud, hospedaje, ilusión y sobre todo amistad. Siempre admiré su inteligencia, su bondad, su modestia e incluso su timidez.
Los alumnos que pasaron por sus aulas, y los que sin ser alumnos gozaron de su amistad, coincidiran conmigo en que era de las personas más cultas que he conocido. En alguna ocasión me confesó que si algún día no leía un rato, se sentía incómodo. Además de ser un gran maestro, fue un buen esposo y un gran padre. Siendo joven fue nombrado juez de paz ejerciendo con una sabiduría e inteligencia que dejó huella.
Cuánto siento no poder estar con su mujer y sus hijas, mi estado de salud y el confinamiento no me permiten salir de casa. Seguro que todo el pueblo de Macael habrá sentido la muerte de su maestro. Me consta el cariño que siempre ha tenido Macael para don Ricardo, aquel pueblo que tanto hemos querido los dos y que tanto significó para ambos. Mi familia y yo nos unimos a ese dolor.
Descanse en paz nuestro gran don Ricardo.