Cualquier lunes de los años noventa en la Cadena SER Almería de la calle Jesús Durbán nos pasaban una llamada de Cádiz que decía: “Artista, prepara la mejor cabina y una botellica de agua”. Era Theo Vargas, que venía para la capital o para la provincia de Almería, que llegó a tener en Segunda División B a dos conjuntos en la ciudad (Polideportivo y Ceefe), Poli Ejido, Mármol Macael y CD Roquetas.
Su pedido siempre quedaba completado con creces y cuando a Chema Fernández, Pepe Fernández o a mí, nos tocaba visitar la Tacita de Plata, nos ponía la mejor cabina con vistas al terreno de juego (justo en el centro), y a las vías del tren para ver el Talgo de las seis de la tarde.
Currante nato Era Theo Vargas un periodista de carretera y manta, de los que hacían miles de kilómetros por España siguiendo al Cádiz. Un apasionado de la radio que montaba un espectáculo en antena sin importar la categoría de los amarillos. Theo era de Primera radiando en Segunda B. Enorme en antena.
Llegaba a los campos cargado con los equipos de retransmisión, la libreta cuadriculada y la grabadora de cinta de cassette. Él, como nosotros, fuimos de los últimos en entrar al vestuario a hacer entrevistas porque nos dejaban los entrenadores y los capitanes. Como decía Theo, “después de la pechá de kilómetros que me quedan, ¿me voy a esperar a la rueda de prensa?”.
Vivimos mil momentos de radio uno al lado de otro. El nos ‘chivaba’ el autor del gol del Cádiz y nosotros el que marcó del Almería. Tuvimos nuestras batallas con la afición porque poníamos mucha pasión en los goles. Pero esto no viene a cuento.
Un día la gota fría se llevó por la Rambla del Cañuelo en Roquetas el coche nuevo de Theo Vargas y movimos cielo y tierra para recuperarlo. Menuda gota fría. Siempre nos tenía a su lado. Fuimos un poco del Cádiz gracias a su simpatía y cariño como persona.
Me ha dado mucha pena perder a Theo Vargas. Somos de la misma edad y los dos nos definíamos como locutores de radio. Nunca le pregunté si era periodista de carrera, ni él a mí, pero sabía perfectamente que mis estudios de electrónica le ayudarían en los campos de Almería y fueron muchas las tardes donde logramos conectar los cables debidamente gracias a la ciencia.
Feliz en la radio Tan querido por toda España como en esta provincia de Almería a la que venía Theo y se sentía como en su casa, porque todos quedábamos en deuda por su amabilidad y entrega para hacernos felices en el Estadio Ramón de Carranza. Ha sido un embajador de Cádiz con orgullo.
En el cielo ya están locos de contentos porque podrán escuchar los goles del Cádiz con la pasión de Theo Vargas. Le recuerdo con la Unidad Móvil de la Cadena SER (el coche amarillo), apuntando hacia el Puente Ramón de Carranza y asomado a la ventanilla me decía con inmenso cariño: “Artista, cuidaico con la carretera que tienes que ver a tus niños mañana”.
Me considero afortunado por haber compartido radio Theo. Y mi hijo, “qué largo es Tony, ¿de donde lo has sacao?”, también radió a tu lado “menudo es el Carlitos”. Un beso Theo, te queremos.