El pasado 20 de Enero de 2021, nos dejó, en Madrid, José Ignacio Ciordia, religioso Asuncionista y sacerdote.
Nació en Estella Navarra en 1941, desde muy joven se incorporó a la Asunción y después de realizar distintas labores en España, en el año 1979, la Asunción, aprobó una resolución que decía que cada provincia debería tener al menos una comunidad inserta entres los pobres. Así en España, solicitaron entre los religiosos, voluntarios para llevar a cabo dicha implantación. Tras un año de búsqueda del lugar para implantar la comunidad decidieron que fuese en Almería, más concretamente en el corazón del Barrio de La Fuentecíca, a donde llegó José Ignacio, junto a otros dos más Manolo Martínez Alaminos y Ángel Macho, el 30 de agosto de 1980, permaneciendo allí hasta 1987.
En aquellos entonces, en este barrio había gran cantidad de cuevas donde vivían muchas familias, mucha pobreza y diferentes problemáticas y carencias. Crearon la Asociación de Vecinos y otra cultural, donde se fomentó la educación de adultos y se inició, junto a otros vecin@s, un proyecto de rehabilitación de la zona y realojo en viviendas decentes. José Ignacio, además se incorporó al Colegio Ave María del Quemadero, donde formó y entrenó a varios equipos de niños en el baloncesto. Su forma de ser alegre, desenfadada y gran conversador, le llevaba a acercarse a todos los vecinos del barrio, haciéndose muy cercano y querido.
En el año 1987 fue llamado a Madrid para formar una nueva comunidad, pero, diez años después, en 1997 volvió a Almería, para incorporarse a la Comunidad que entonces se situaba en otro barrio humilde como es El Puche, hasta 2005. En esta segunda etapa de José Ignacio en Almería, participaba activamente en la vida del barrio, colaborando en la promoción de los vecinos de este barrio. En este periodo fue además Capellán en el Centro penitenciario de el Acebuche
A pesar de marcharse de nuevo a una Comunidad en Madrid en 2005, viajaba con frecuencia a Almería a acompañar a la comunidad asuncionista de Laicos, y siguió haciéndolo desde Elche a partir de 2015.
Cuando venía a Almería, no solo se reunía con este grupo de laicos, sino que aprovechaba el tiempo para visitar familias, tanto en la Fuentecica como en el Puche.
Desde 2018 sostuvo una callada lucha con la enfermedad, que no le hizo perder su compromiso, cercanía y alegría.
Su vida ha sido un ejemplo para muchas personas, que lo querían de verdad. Era cercano, socarrón, alegre y con sentido del humor, siempre con una sonrisa en su boca, también con sentido de la obediencia y del servicio a los demás, pero todo lo hacía de forma silenciosa y discreta, y cerca de la gente que mas sufría, con los de abajo y con el evangelio en la mano. Un ejemplo de cristiano de sacerdote y sobre todo una gran persona.