LUIS MOLINA MEDINA -PAPALUIS-
- La Voz
Hace un año que con tu adiós la vida me propuso una batalla grande, de esas que por las noches en la soledad se anuda la garganta y casi no te deja respirar sin que seas capaz de aguantar las lágrimas. Papaluis, te escribo estas letras como merecido homenaje de todos los que te queremos; aunque lo haré en primera persona. Desde que te fuiste siempre tengo un momento al día en el que la nostalgia de tu ausencia me recorre la mente y el corazón me hace derramar alguna que otra lágrima. No sé por qué, pero todavía espero la llamada para ir a tu casa a sintonizarte el TDT para que no te pierdas el fútbol, para ponerte la peli de kun-fú o los rangers de Chuck Norris, para que te lleve en mi taxi a algún mandado y lo que espero con más ansia es el día de tu santo o cumpleaños para regalarte colonia, ‘presumido’. Tengo 32 años, pero contigo me sentía como un niño, ‘tu niño’, aquel por el que estuviste todo un año sentado en unas escaleras para que yo te viera por la ventana del parvulario; o venías de madrugada a por mí, al piso para llevarme contigo a tu casa a dormir, porque quería dormir con el ‘PAPALUIS’; o venías a todos los recreos del cole para verme y darme el bocata... Era duro, ¿verdad? Pero lo hacías por mí; porque me querías mucho.... Tanto como yo a ti. Por más que pienso no recuerdo ninguna regañeta tuya; sin embargo, siempre eras mi refugio, mi apoyo, mi fiel escudo ante todo y todos. Esas anécdotas tuyas y de tu familia en época de la guerra me hacen llevar con orgullo tu apellido, MOLINA, con el que me siento identificado, tus batallitas en los campos de fútbol cuando te hicieron la herida en la tibia con esos agujeros de unos tacos que los has llevado de por vida; tu trabajo en La Cartegenera, tu juventud en el Martinete y más adelante en el Patio Jiménez. En fin, necesitaría veinte hojas para escribir todo los que siento... ¡Ah! ¿Sabes cuál es el mejor piropo que me han dicho? Que me parezco a ti, pero eso es imposible, porque no hay persona con tu corazón, Papaluis... Te quiere, tu ojito derecho.
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