La sociedad, tan necesitada de humor en estos tiempos de tanta incertidumbre, se queda sin un personaje tan peculiar como el sevillano, popular personaje televisivo Juan Joya Borja, El Risitas, que se convirtió durante varios años en un personaje muy popular de la televisión por su carcajada franca, de la calle, que conectó con la pobreza extrema. Ese éxito que lo sacó del anonimato se produjo gracias a los programas de éxito El vagamundo y Ratones Coloraos, presentados por el popular comunicador onubense, Jesús Quintero, el rey del silencio y su gran capacidad de arrancar grandes entrevistas en la televisión, especialmente en Canal Sur y en TVE. Joya iba a cumplir 65 años, pero una enfermedad cardiovascular, que había provocado que le amputaran una pierna, se fue complicando durante los últimos días. Quintero lo descubrió al principio de siglo en el bar que tenía el cantante Pepe Peregil. Humoristas españoles como Santiago Segura lamentaron su muerte. Segura lo fichó para su equipo de frikis en Torrente 3. Después del éxito fue buscándose la vida con chistes y monólogos por la zona de Punta Umbría. Ya no tuvo oportunidad de los programas de televisión, aunque vídeos suyos y carcajadas fueron utilizados por la España profunda o de la manipulación de grupos de extrema derecha en varios países. El periodista Antonio Avendaño recuerda que una noche se encontró al Risitas solo sentado en la esquina de una caseta de la Feria de Abril. “Juan debió ser víctima de aquel mundo implacable cuyas leyes de hierro desconocía y donde brilló durante un tiempo. Aquella noche de feria su única audiencia fui yo. El hombre sentado en aquel taburete, mirada tristísima, era un hombre derrotado, pero había logrado preservar su dignidad”. Para Gabi del bar El Manantial de Los Molinos, “el humorista nos deja sus carcajadas, pero siempre pensé que estaba solo en este negocio del espectáculo”. Lo que son las circunstancias de la vida, el pasado domingo falleció Hugo Stuven, el realizador de Ratones Coloraos, uno de los programas favoritos de Juan Joya Borja cuya desaparición nos plantea la brevedad de la popularidad y cómo algunos personajes de la vida se convierten en “juguetes rotos”.
El Risitas y su famoso “cuñaaaooo” que le hicieron popular
Antonio Torres