El fallecimiento del Dr. Blas Carrillo ha sido de mucho dolor para mí.
Nuestra especialidad (Ginecología y Obstetricia) fue el punto de encuentro de una gran amistad llegando a ser mi mejor amigo aquí en España.
La pérdida de Blas no significa solamente la pérdida de un ginecólogo más, era brillante en el ejercicio de la especialidad, su recuerdo estará impreso para siempre en muchísima gente. Unía a su capacidad profesional la de ser un hombre íntegro con férreos principios éticos y morales, amaba profundamente a su Almería y Turre (lugar de su origen), era nieto e hijo de médicos, llevaba la medicina en su genoma, pero además era una persona honorable.
Nuestras frecuentes charlas no versaban solamente de medicina, sus preocupaciones eran originadas en su profundo humanismo.
Era un fervoroso creyente, ha diseñado y donado las vidrieras de la iglesia de Turre, en ellas demuestra su unión de lo espiritual y lo humano.
Estuvimos juntos en un viaje a Roma para ver al Papa y en los últimos encuentros se despedía siempre diciéndome” Mario…Roma nos espera” esta carta está escrita en Roma donde debíamos encontrarnos.
El recuerdo de su obra persistirá el paso del tiempo, no será olvidado, y sus méritos en la vida con seguridad serán reconocidos en el mas allá, es por ello que estoy seguro de volver a encontrarnos.
Hasta pronto querido amigo.