Un madrileño de nacimiento, pero almeriense de corazón

Un homenaje para un artista

Manuel Tortosa Parrilla

  • María Amorós

Este podría ser el título de la historia de Manuel Tortosa Parrilla, hijo de Francisco Tortosa y Dolores Parrilla. Una historia que perfectamente podría ser representada en una película, porque tiene todos los ingredientes necesarios para enganchar al espectador. Manuel comenzó su andadura estudiando en un seminario, pero se dio cuenta de que la vida tenía muchas experiencias que él no se quería perder. Al dar la vuelta para comenzar de cero conoció a su compañera de vida. En el año 1968  se conocieron en la Estación de Atocha y desde ese momento decidieron coger el mismo tren para viajar siempre juntos. Ese cambio fue tan brusco que dejó su preciosa Madrid y se mudó a la ciudad de sus ojos, Almería. Aquí montó su propia familia, pero sin olvidarse de sus cinco hermanos, el vínculo que ha tenido con su hermana más pequeña ha sido la unión perfecta. Esa relación tan especial entre hermanos jamás se podrá romper. 


Gracias a la menor de sus cuñados dejó de ser Manuel para ser nuestro Titi. Ella siempre cuenta: “Todos los niños tenían pueblo menos yo, pero yo me sentía orgullosa porque yo tenía un Titi y ellos no”. Hoy en día el Titi sería un ‘showman’, aquella persona que es capaz de dibujar, escribir, hacer magia y papiroflexia mientras te cuenta un chiste malo o se puede definir como un artista de los pies a la cabeza. Le encantaba entretener a los niños con juegos, adivinanzas y muchos de ellos aprendimos con él lo que es un palíndromo, son aquellas palabras o frases que se leen igual de delante hacia atrás que de atrás hacia delante. Un ejemplo de su brillantez con el juego de palabras se encuentra en el comercio almeriense ‘Zitro’, él siempre contaba muy orgulloso de su trabajo que venía del apellido del dueño, Ortiz. También conseguía animar cualquier reunión con amigos o familia porque con solo un bolígrafo y unas cuantas miradas podía plasmar un precioso retrato en el reverso de un cartón de tabaco. Solo necesitaba unas cuantas servilletas de un bar para hacer dos perfectos bailarines que giraban al compás de la música. Otro de sus grandes trabajos son las viñetas que realizaba con su personaje principal ‘Tor’ de Tortosa. Este gran talento lo han heredado sus tres hijos y su nieto. Ellos tienen su arte, pasión y todas las cosas buenas de su personalidad que les ha dejado como herencia a cada uno. 


Como relataba al principio, su vida podría ser un perfecto guion para una película y así lo fue hasta el final. La música acompañó el recorrido de tu larga vida y todos los que fuimos testigos nos emocionamos al ver ese momento que ninguno olvidaremos jamás. Siempre vas a estar presente en todas las reuniones familiares, porque en cada momento gracioso y anécdota divertida aparecerás en nuestra memoria. Has tenido el mejor ejemplo de valentía y fuerza ante una enfermedad tan dura. Tu hermano, aunque no lo fuera de sangre, nos dejó hace poco más de cinco años, pero dejó en nosotros una enseñanza de por vida. En la película de Disney Coco se decía que una persona nunca muere si no se deja en el olvido, así que ten claro que para nosotros siempre vais a estar a nuestro lado en todos los momentos que vivamos. 


Nunca será esto una despedida, solo es un homenaje para un artista que consiguió dejar huella en cada una de las personas que conoció y que ha dejado como legado la pasión por hacer aquello que realmente le gusta y un montón de bailarinas que irán pasando de generación en generación, aunque tenemos claro que a nadie le van a salir tan bien como a ti. Nunca te olvides que “siempre, quiéreme siempre, tanto como yo a ti”.