En la mañana del pasado martes, falleció en su domicilio de La Chanca el entrañable “hermano” de la peña Los Tempranos Pedro Torres, el Funde. Para todos los que lo habíamos tratado de cerca y querido durante tantos años ha sido muy honda la pena que ha llenado de golpe el corazón.
Pedro empezó muy pronto su lucha por la vida. Su gran sentido de la responsabilidad le llevó a trabajar siendo aún niño en diversas tareas de tierra del mundo de los pescadores para ayudar a la economía familiar, pasando más tarde a trabajar como vendedor ambulante con sus padres, Juan y Dolores.
Fue hombre de pocas palabras, pero sus observaciones llegaban al corazón; comedido también en sus gestos, Pedro fue respetuoso con los demás y estuvo siempre atento para coger su guitarra cuando presentía que se le llamaba sin palabras desde la necesidad urgente de la intercomunicación jonda. En todas las reuniones con aficionados, su desprendimiento con su guitarra no tenía límites, porque en él actuaban, antes que nada, su bondad natural y su clara solidaridad con ese oculto conflicto humano que lleva al andaluz a buscar el cante como camino para expresar sus sentimientos más profundos. Fue además una persona fiel a su origen y a sus principios: se crió en La Chanca –barrio al que llegó siendo muy niño- y en el barrio ha vivido siempre hasta su muerte, orgulloso de vivir entre los suyos.
Pedro actuó como guitarrista en todo tipo de actividades flamencas: recitales en peñas, Circuitos Flamencos de la Diputación, Semana Flamenca del Taranto, Festival Flamenco de Almería celebrado durante las fiestas patronales...; pero lo más importante en él fue mantener su lealtad a Los Tempranos hasta su muerte. Desde su conciencia de puro aficionado, intervino en todas las actividades de la peña, tras su llegada a la misma hacia 1969: en los numerosos recitales de artistas almerienses celebrados en el local de la calle Galileo y en la Bodeguilla de Pescadería; en la Antología Flamenca que tuvo lugar en el teatro Apolo en 1970; en los recitales de grandes cantaores antiguos como Tía Anica la Piriñaca, Agujetas de Jerez y Manuel el Sordera, también organizados por Los Tempranos...
Como ocurre en el caso de todos los amigos de la zona Plaza Pavía y Pescadería- La Chanca que un día se unieron para formar Los Tempranos, Pedro definía plenamente la identidad de esta peña: una asociación de gentes humildes, insobornables y disconformes con todos los formalismos con que en ocasiones se presentaban algunas manifestaciones del flamenco; unos aficionados que se buscaban diariamente por los rincones del barrio para crear situaciones de intercomunicación jonda y compartir esa experiencia profunda del cante entendido como fenómeno de expresión y liberación. En una entrevista que le hice para incluirla en un trabajo en elaboración, Pedro me hacía algunas observaciones que mostraban su grandeza humana, su hondura flamenca y su sentimiento profundo de pertenencia a la peña Los Tempranos. En este momento de la despedida, recojo aquí dos de aquellas observaciones: "A mí me falta el flamenco y me falta todo", decía; "Me he sentido uno como todos en Los Tempranos. Muchas vivencias (...) Hay veces que me pongo a llorar de recordarlo". Sentimientos que sin duda ha heredado su hijo Pedro y que ha venido transmitiendo a su biznieto David, el más joven heredero en Almería de la importante dinastía de los Torres, con el que diariamente conversaba para enseñarle sus secretos de la guitarra flamenca.
Ahora, teniendo vivo en nuestra memoria el ejemplo de sencillez y de sabiduría humana y artística que ha dejado entre nosotros Pedro el Funde, la voz de los miembros de Los Tempranos se une a la mía para decirle: "Gracias, Pedro. Gracias por todo lo que con tanta bondad y sabiduría sencilla nos diste con tu guitarra y tu persona".