Isabel Cánovas Padilla, “Isabel, la peluquera”, de 96 años, marcó una época en Los Gallardos. Las mujeres tuvieron el sueño de visitar su establecimiento. Era la elegancia infinita. Innovadora desde su peluquería de la calle Almería, frente al añorado comercio de Rosa Flores y del cuartel de la Guardia Civil. Pendientes de Isabel han estado sus nietos Antonio y Francisco, así como su nuera Andrea. Todos ellos desde Mojácar y la otra nieta Isabel que reside en Barcelona. Su vecina Rosita Flores Alonso destacó el cariño recíproco de la familia con una abuela extremada en el afecto, orgullosa de sus nietos “Le hacía mucha ilusión recibir visitas de vecinos y amigos, y así lo manifestaba a los que acudían a compartir un rato de charla con ella y hacerle compañía”.
Renovó la imagen de muchas mujeres de la comarca que apostaron por su estilo. Fue rompiendo con la tradición pacata, siendo una de las pocas mujeres que apostaron por el divorcio en tiempos duros del franquismo, marcados por la emigración y el cuchicheo de campanario. Su éxito se fue renovando en el umbral de la democracia con sus cortes llenos de creatividad. Vecinos alabaron la dignidad de una mujer que llevó con mucho dolor la prematura muerte de su único hijo, Francisco Barón, en accidente de tráfico. Su hijo también marcó época. Fue una de las primeras carreras universitarias del pueblo. Una persona entrañable, uno de los mejores amigos de mi hermano Ginés. Pasaba en casa mucho tiempo y recuerdo que me gastaba muchas bromas.
Una noche de las fiestas del Carmen de Los Gallardos, la pasada semana, vi una butaca en su puerta y mientras me acercaba por detrás dije: ¡Buenas noches, Isabel, qué alegría! No, no era ella. “Soy su cuidadora, Fátima. La señora Isabel está mal de salud”. Me prometió que le daría recuerdos. Espero que esa señora, marroquí, me confirme que le dio recuerdos y la expresión de la gran Isabel Cánovas. Conocí su casa desde que era un niño y acompañaba a mi madre a aquellas “permanentes” y me entretenía con las revistas que renovaba permanentemente. Ahí estaban Actualidad Española, Ama y Lecturas, entre otras. En los tiempos de instituto, le vendí y coloqué persianas de Sax. En la tarde del viernes, Los Gallardos dijo adiós a una gran señora con estilo y una inteligencia que sirvió de inspiración a otras mujeres. En la imagen de la añorada Antonia García Vilches, “Antonia la retratista”, Isabel Cánovas aparece ajustando los últimos detalles de la novia Ángela Crespo Pérez que en octubre de 1972 se casó con Sebastián Ramírez Navarro, matrimonio que desarrolló su carrera profesional en Blanes. Fruto de matrimonio, muy conocido en el pueblo, nacieron Antonia y Sebastián Ramírez, “Bar Sebas” de Los Gallardos que elabora el mejor vermouth de la provincia.