Cada vez que el mes de octubre se anuncia en el almanaque y la fecha de tu marcha se va perfilando, me hago el firme propósito de ignorarla. Sin embargo una fuerza interior me impulsa a dejar constancia de todo lo que supusiste para los que te amamos.
Es un compromiso interior para con la gran persona que fuiste, para con el ser humano comprometido con unos principios que le dieron esa particular forma de enfrentarse a la vida, ese valioso propósito de superación personal que desarrollaste, esa premisa de transparencia , honradez y coherencia con que desarrollaste tu vida profesional y política que merecen ser tenido en cuenta y servir de ejemplo a quienes piensan que la vida es solo una secuencia de acontecimientos libres de sacrificio y entrega. Así, a pesar de los dieciséis años transcurridos desde tu inesperada marcha, mi memoria y mi alma permanece impregnada de tus palabras, de tus principios, de los sentimientos de respeto que me inspirabas y de mi amor por tu persona y siento la necesidad de dejar constancia de ello para que los valores que te adornaban sirvan de modelo a los que no te conocieron.
Lamentamos profundamente tu pérdida, el vacío que dejó su ausencia pero… la vida continúa y nuestra familia va aumentando, en breve tendremos un nuevo ser a quien contar quien fue su abuelo. Serías feliz si estuvieses entre nosotros.
Hasta siempre mi querido y añorado Conrado.