Victoria Sánchez Lorente, mi madre, fue una mujer adelantada a su tiempo, que si hubiese contado con recursos hubiera alcanzado cotas más altas. Falleció con 71 años el pasado 28 de junio dejando toda una herencia de afectos y de saber estar siempre. Tenía muchas dotes sociales, mucha inteligencia emocional, siempre sonriente.
Victoria, hija de guardia civil, nació en la calle Lope de Vega de Almería, al lado de la Plaza de la Catedral, donde jugó desde niña. Con 14 años entró a trabajar de aprendiz en la perfumería y mercería Rosaflor, que estaba ubicada en la calle Las Tiendas. Se casó con Angel Ortiz Nieto, un empresario del sector de la climatización y tuvo tres hijos: Angel, Javier y Victoria. Se fue a vivir a la calle Calvo Sotelo, actual Avenida de la Estación y después a Canónigo Molina Alonso y fue miembro de la Asociación de Vecinos de Oliveros.
Tenía una especial devoción por la Virgen de la Esperanza de Estudiantes y lo mismo ayudaba a vestir a esta imagen como camarera de la Hermandad, que se vestía de mantilla en Semana Santa o hacía bocadillos para ayudar.
La familia se iba en verano a la Urba de Roquetas y Victoria sabía disfrutar y compartir buenos momentos con sus amigas de la playa. También le gustaba la feria y vestirse de flamenca. En los últimos tiempos solía pasar buenos ratos con sus amigas en la cafetería de la Habana Cristal cuando ya se encontraba más deteriorada de salud. Fue siempre una mujer alegre, cercana y muy luchadora. Descanse en paz mi madre querida.