El pasado 18 de noviembre falleció el médico almeriense Cristóbal Esteban López, un personaje polifacético que pudo ser maestro de escuela, se vistió el uniforme de legionario y acabó ejerciendo la noble profesión de la Medicina, a la que se dedicó con entusiasmo y a veces con extrema generosidad.
De sus años de juventud, tal vez el más decisivo fue el de 1969, un año clave en su vida. Tras licenciarse del ejército contrajo matrimonio con una chica de Granada. Un año después acabó su carrera de Medicina y nació su primera hija María del Mar. Consiguió plaza en Urgencias del Hospital de Santa Bárbara en Puerto Llano y en ese periodo hizo todas las sustituciones en diferentes especialidades, lo que le supuso adquirir un gran bagaje profesional. En ese tiempo nació su segunda hija, Rosa María.
En 1978 se trasladó de jefe de los servicios médicos a las minas de Almadén (Ciudad Real) y presentó gran cantidad de trabajos y realizó ponencias sobre la enfermedad del azogue, producida por el mercurio que se extraía en las minas. A la vez siguió estudiando y preparando dos especialidades: Medicina del Trabajo y Traumatología. En ese periodo nació su tercer hijo, Cristóbal y poco después se trasladó a su adorada tierra que fue Almería y al pueblo que más amaba porque le vio crecer, Carboneras. En Almería opositó a la plaza de Urgencias y la aprobó con el número uno de su promoción. Por ese tiempo nació su cuarta hija Natalia, a la que le puso de segundo nombre el de su querido pueblo, Carboneras.
En 1997, ya jubilado, el matrimonio se separó y Cristóbal inició una nueva vida casándose con una mujer de Cuba, una relación que duró pocos años. En el periodo de su jubilación siempre atendió a cualquier persona enferma o no que le buscase en su consulta, ya que estaba siempre pendiente de los demás. Fue entonces cuando emprendió una nueva aventura, la de escritor, llegando a realizar varias publicaciones.
En los años de enfermedad, Cristóbal Esteban López estuvo atendido por sus hijos María del Mar, Rosa María, Cristóbal y Natalia, con dedicación, esmero y amor.