Nos has dejado el pasado 14 de Enero, de repente y sin estar preparados, pero a ti nunca te ha gustado “dar tormento” así que no podía ser de otra manera.
Trabajaste de sol a sol desde muy pequeño para que a tu familia de siete hijos no le faltara de nada. Porque la familia siempre ha sido lo primero para ti. Aunque no tuviste escuela nos enseñaste lo mejor, respeto, educación y humildad.
Se ha ido el espejo en el que mirarnos, el mejor amigo, ni te imaginas lo que te echamos de menos. Pero te has ido rodeado de los tuyos, como a ti te gustaba estar.
Se ha ido la persona más noble que hemos conocido. Incluso en estos últimos meses en los que tu salud se deterioraba, eras feliz con tan solo una vuelta en el coche o, por supuesto, con una comida familiar que tantas veces hacíamos.
Gracias por tanto, por tu sonrisa, por tus bromas y por tus ganas de vivir.
Decías que te hubiera encantado subir en el ala de un avión y volar como un pájaro. Seguro que ya lo estás haciendo, vuela alto y sigue guiándonos desde allí arriba.
Aquí has dejado a tu esposa, tu compañera, que ahora tiene que aprender a vivir sin ti. Nos preguntamos, ¿cómo se puede aprender a vivir sin tu otra mitad?
Gracias por tanto, te queremos muchísimo.
Como solías decir… vale que sea.