Manuel Ruiz, más de 40 años buscando justicia para su hermano Arturo

Manuel Ruiz García

  • Antonio Torres

Desde este sábado reposan en el cementerio de Fuencarral (Madrid) los restos mortales de Manuel Ruiz García (Granada, 1956) junto a los restos mortales de su hermano Arturo, de 19 años, estudiante y albañil, asesinado cuando acudía a una manifestación pacífica, reclamando amnistía, el 23 de enero de 1977. El crimen sucedió en el corazón de Madrid durante una manifestación a favor de la amnistía de los presos políticos, la víspera de la matanza de los abogados laboralistas de Atocha.


Olga Ruz, hija de Manuel, pasó en la mañana del sábado por los micrófonos de A vivir que son dos días de la Cadena SER. “Es terrible como sociedad que esto siga olvidado. Ojalá que los niños conozcan las dificultades. No es envenenar ni remover el pasado hay que leer y entender las cosas”. El prestigioso catedrático Julián Casanova se refirió a que está pendiente un relato de la Transición en la que no fue tan modélica con las muertes que se produjeron. Javier del Pino y Beatriz Nogal alabaron la dignidad de las familias, como el ejemplo de Manuel Ruiz, por mantener viva la llama para que no se olvidaran tantas injusticias no aclaradas. Recuperaron entrevistas con el añorado Manuel Ruíz.  Los Ruiz-García tienen familia en Granada, Bédar, Los Gallardos, Aguadulce y Roquetas de Mar donde pasaba los últimos veranos.  


Manuel Ruiz falleció días después de leer en El País el trabajo de investigación de los curtidos periodistas José María Irujo y Joaquín Gil que localizaron en Buenos Aires al pistolero ultra José Ignacio Fernández Guaza, autor de la muerte de su hermano Arturo.  El 6 de noviembre publiqué en La Voz de Almería una página sobre ese crimen y observé a Manuel tan contundente y claro, tras muchos años investigado junto a una decena de personas y procurando justicia. “Esto no puede quedar impune porque ya no hay nada que investigar”, tras la detención del autor confeso que tuvo ayuda de policías, guardias civiles y autoridades de varios países, especialmente de Argentina donde reside el culpable. Manuel Ruiz por su cuenta viajó a Buenos Aires y localizó a Fernández Guaza.


La última vez que conversé con Manuel fue el pasado 2 de noviembre, informó que se reunió, en Madrid, con Dolores Delgado de la Fiscalía de Derechos Humanos y Memoria Democrática y reiteró. “Esto es una vergüenza democrática. No puede quedar impune porque ya no hay nada que investigar porque ha confesado el criminal, aunque es cierto que es una trama complicada porque el Estado de esa época y las autoridades de Argentina y Paraguay han estado colaborando. Yo he viajado varias veces a Argentina y ya lo tenía localizado desde marzo al pistolero que acabó con la vida de mi hermano y que ahora ha confesado a los periodistas de El País”. Fernández Guaza nunca fue juzgado y ha vivido con impunidad 46 años gracias a una identidad falsa con apoyos internos y externos. En 1997, una vez fallecidos sus padres, la familia volvió a acudir a los tribunales. Sin embargo, tras llevar a cabo unas diligencias, el juez Javier Gómez de Liaño volvió a archivar el caso. La familia seguirá reclamando justicia. Con la confesión de Fernández Guaza y la acción de la Fiscalía de Derechos Humanos, se abre un nuevo capítulo en el que Manuel con que el que dialogué en cafetería Habana de la calle Altamira de Almería, ya no estará, pero son conscientes de que hay más que argumentos para reabrir el caso.