In memoriam

(Serón-Almería)

Pilar Martínez

  • Tu cuñado

Querida Pilar: El cáncer te ha ganado la partida pese a las ganas de vivir y a los proyectos que tenías; y mira que lo has intentado. Decías que por salud donde y lo que hiciera falta. Y al final te dormiste para no volver a despertar. Ya descansas para siempre en Serón, el pueblo en el que viviste todos los años de tu vida.


Sin embargo hay cosas que el cáncer no puede conseguir. Entre otras que te olvidemos; estás casi en cada conversación y por supuesto en el recuerdo de todos.


Decía el otro día una vecina que “me tenías en los altares”. No es para tanto pero sabes que he intentado ayudarte y estar pendiente en lo que podía. Siento muchísimo que no hayas podidos realizar un par de viajes que sé que te hacían ilusión. Es evidente que no se pueden dejar las cosas para después, porque “después” no existe.


No tuviste una vida fácil; primero cuidando a los padres (el cáncer también hizo su presencia en tu madre) y después a algunos de tus hermanos con diferentes grados de discapacidad.


Ahora llevabas algo más de un año en el que cómo tú decías podías hacer otra vida, la que, seguramente, hacemos los demás y que no valoramos porque pensamos que es lo “normal”.


Estoy seguro que tus hermanos –desde algún lugar- tan acostumbrados a tus cuidados, te estaban echando de menos y han pensado que lo mejor es que os volváis a reunir. Si existe algún consuelo es este: saber que estás con ellos, ayudándoles a ser más felices, ya para siempre. 


Vacío Has dejado un vacío enorme en tu familia en primer lugar pero también en el pueblo donde la gente tanto te quería. Basta oír los comentarios cuando nos cruzamos con los vecinos y que también mostraron su cariño y afecto en el velatorio y en la iglesia.


Reconforta pensar que ya no tendrás más preocupaciones, más problemas de salud, no hay más quimio ni pastillas; sino sólo felicidad. Y teniendo en cuenta nuestra edad seguro que más pronto que tarde nos volveremos a encontrar. Mientras tanto disfruta de las personas a las que dedicaste tu vida, y échanos también una ojeada a nosotros que tanto añoramos.