La profesora Josefa Masegosa Requena, conocida popularmente por Pepa, de 75 años ha sido despedida a las cuatro de esta tarde, jueves, en su pueblo natal de Oria con un funeral en la Basílica de Nuestra Señora de las Mercedes. Oficiada el padre Miguel Esteban Jerez de la Cruz, expárroco de Mojácar, Los Gallados, Bédar y Oria y actualmente director de la Casa de Espiritualidad de Aguadulce. Pepa Masegosa siempre decía que para conocerse a sí mismo lo primero que hay que hacer es mirarse en el otro.
Vocacional, lectora, observadora, afable y conversadora como su hermano José Luis Masegosa, columnista de LA VOZ DE ALMERÍA, exdirector de Canal Sur Televisión en Almería y Granada y actual profesor de la Facultad de Comunicación y Documentación de la Universidad de Granada, quien ha sido ejemplar durante la enfermedad de su hermana, de la que no se ha separado, ni un momento. Pepa Masegosa, docente por partida doble, maestra y titular de Enseñanza Media. Nació en Oria y estudió en el Colegio de las Jesuitinas de Almería, donde hizo la carrera de Magisterio, obteniendo en sus primeras oposiciones el número uno. Sus primeras lecciones las impartió en el colegio San Gregorio, de su pueblo, donde compartió la docencia con sus progenitores, también maestros, su madre, Francisca Requena, y su padre, José Manuel Masegosa Martínez, también vinculado a este medio, por lo que no es que su apego a la docencia fuera casual, pues en su familia, de seis miembros, cuatro se han dedicado durante toda su vida a la enseñanza.
Muy vinculada a la historia, Pepa, tras su etapa como maestra se licenció en la Facultad de Filosofía y Letras de Granada, en la rama de Geografía e Historia, y, con posterioridad accedería al cuerpo docente de Enseñanzas Medias tras superar las correspondientes oposiciones. Comenzó, así, un largo periplo dedicado a la docencia, en el que ha tenido ocasión de impartir enseñanza a miles de alumnos en diferentes lugares de nuestra geografía: Almería, Baza, Vera. Cieza, Bilbao y Granada, donde prematuramente le llegó la jubilación.
Mujer de mentalidad abierta, tuvo en su vida dos pasiones: su familia y su profesión, en cuyo ejercicio realizó diversas intromisiones en el ámbito investigador de la Historia, donde aprendió de los grandes maestros y profesores de entonces: Arribas Palau, Pita Andrade, Domínguez Ortiz, entre otros. Dotada de gran empatía siempre fue buena conversadora y muy sociable, por lo que a lo largo de su vida ha cosechado un amplísimo ramillete de amistades por donde quiera que haya ido. Persona muy adaptable, siempre encontraba solución a cualquier problema que se presentara, y muy pocas veces renegaba de su destino, al contrario. Siempre supo integrarse en los ámbitos sociales adonde su actividad laboral le llevó y en todos descubrió la cara más positiva, sobre todo la buena gastronomía.
Sus hondas creencias cristianas le han dotado de una gran sensibilidad hacia los colectivos y sectores más vulnerables, con los que ha mantenido una constante colaboración y ayuda permanente. Cuando pudo, Pepa atendió a sus padres y hermanos. En los últimos años vivía con su hermano, nuestro compañero y articulista de La Voz, a caballo entre Oria, Granada y Almería, hasta que, tras un doble craso error médico, le fue diagnosticado un cáncer que después de año y medio de valiente y titánica lucha se la llevado para siempre. Esta profesora afable, sencilla y generosa es recordada hoy en muchos lugares, pero sobre todo en Oria, donde sus paisanos están consternados y muy afectados por esta pérdida humana.