Entre el silencio y la niebla apareces,
entre las hojas de los árboles te deslizas,
entre las olas del mar bravío navegas.
Tú, sólo tú. Tú lo llenas todo con tu mirada….
¿Por qué?
Porque tu sonrisa no se puede describir.
Sólo hay que mirarte y recordarte para poder embriagarnos de tí,
de tu ternura, de tu sabiduría, de tus consejos,
de tus enseñanzas, de todas aquellas que nos has dado a todos,
a tu familia, a tu pareja, a tus amigos, a tus alumnos, a tus compañeros.
Sólo me queda decirte que has sido muy valiente, amiga.
Has sido una luchadora incansable,
has peleado contra viento y marea.
Ahora eres una estrella que brilla en lo más alto del cielo.
Así que donde hay estrellas estás tú,
en el cielo estrellado, en los cuentos…
No temas nada, querida amiga.
Todos estamos contigo y ya no sufres.
Ahora tú cuidas de todos nosotros y nos das fuerzas para seguir luchando.
Han sido muchos los buenos e intensos momentos vividos.
Gracias, Rebeca, por estar ahí siempre, por guiarme, por enseñarme, por quererme.
Quédate tranquila, amiga. La vida es un baile y nosotras siempre bailaremos juntas.
Gracias por siempre, amiga. Gracias por hacerme reír. Gracias por ser así.
Todos te queremos.
Siempre con nosotros.