Un buen maestro es el que deja una huella emocional imborrable en el corazón de las personas que enseña, educa con cariño y sensibilidad. Un buen maestro es aquel que exalta tu potencial, te motiva en la lucha de crecer ante la adversidad. Un buen maestro empatiza con sus alumnos/as y conecta con el mundo de hoy, sin olvidar tus sueños, dándote alas para volar. Un buen maestro es el que da color a tus primeras palabras de amor eterno, dibujando en el centro de tu corazón, la verdadera felicidad. Ese fue Don Francisco Guzmán del Rey, una persona con dones extraordinarios, teniendo a Cristo en el centro de su vida. Guzmán santificó su vida, dando gloria a Dios, a Cristo y a todo ser humano que tuvo sed de Dios y hambre de fe cristiana. Que sea Dios el que reciba su alma con la misma alegría y luz que desprendía aquí en la Tierra. Fuimos muy afortunados/as, todos los que lo conocimos. ¿Fue un regalo del cielo?
Sacerdote, padre espiritual y docente
Una persona con dones extraordinarios, teniendo a Cristo en el centro de su vida