A mi esposa Carmen...

Tu eras el faro que dirigía nuestra embarcación

Carmen Ibáñez Aguilar

  • Eloy Fernández Obrero

Como todos los que nos dejan, dejan sus huellas personales, tú mi querida esposa Carmen, no podía ser menos para toda la familia, esposo, hijos, nietos, bisnieto y los amigos, hemos sentido tu ausencia con todo nuestro corazón.


Desde aquí te enviamos nuestro más sentido homenaje con la conformidad de que Dios no te habrá olvidado y nosotros te recordamos con el cariño que te habías ganado y que algún día volvamos a recibirlo sin olvidarnos de ti, nuestra ¡dulce Carmen! te queremos.


Tu eras el faro que dirigía nuestra embarcación y sin ti, vamos a la deriva, profundamente apenados al faltar tu dirección y alegría que nos falta como el eslabón de la cadena familiar que tanto hemos querido por su propios méritos, cariñosos y amorosos.


Añoramos tu personalidad

Éste pequeño recordatorio lo hacemos para dejar constancia a tu descendencia y amigos de lo mucho que añoramos tu personalidad. Cuando nos faltas tú, y que aunque el tiempo transcurre rápido, los sentimientos perduran a las personas queridas, llenando nuestros corazones.


Me siento algo poeta, pero no sé cómo expresar tanto amor tenido tantos años de convivencia con mi esposa.