El mejor ajedrecista almeriense

MIGUEL ROJAS FRANCO - técnico de estadística

  • La Voz
Querido papá: Te escribo sentada en el sillón de la rebotica que tantos años has ocupado cerca de mí. Hace un mes que te has ido y no sabes cómo te echamos de menos los que hemos tenido la suerte de conocerte. Adorabas Almería, la ciudad que te vio nacer, y decías que no había un lugar mejor para vivir. De joven ejerciste de maestro y posteriormente en el Cuerpo Nacional de Técnicos de Estadística. Siendo yo niña pediste la excedencia y te dedicaste a tu finca de Níjar que tantas ilusiones y quebraderos de cabeza te dio, pero donde siempre estabas feliz era en esta rebotica de la Plaza de Pavía. Nuestras auxiliares eran como tu segunda familia y nuestra clientela te conocía desde que ennoviabas con mamá. En todos estos años no han dejado de recordarla como una mujer maravillosa. Os recuerdo trabajando codo con codo en la farmacia. Allí nacimos tus cinco hijos y pasamos una niñez protegida y entrañable rodeados por los primos Rojas y Martínez Sola que tanto te quisieron. Nos enseñaste a jugar al ajedrez y en casa siempre había una partida sobre el tablero. Ganaste infinidad de torneos. Te sentías orgulloso porque después de cincuenta años jugando seguías siendo campeón de Almería. Siempre nos ayudaste a llevar la vida con tu inteligencia y sentido práctico, forjado por una adolescencia de posguerra en que las pasaste canutas como toda tu generación. Querías que los tuyos no tuvieran que pasar las mismas penalidades. Te culpabas de ser un mal educador porque el amor a tus hijos te llevaba a protegerlos en exceso, pero has de saber que has sido un padre y un abuelo excepcional. Siempre te tendremos presente en nuestros corazones.