Juan María Bandrés
- La Voz
El histórico político vasco Juan María Bandrés, fundador del partido Euskadiko Ezkerra, falleció ayer a los 79 años de edad después de una prolongada enfermedad que ya le retiró de la política hace casi diez años. Abogado de profesión, Juan Mari Bandrés destacó por ser defensor de Jokin Gorostidi, Mario Onaindia e Itziar Aizpurua en el proceso de Burgos de 1970, así como de Garmendia en 1975, en los llamados procesos de Burgos. En 1994 dejó de ejercer como abogado, para pasar a dedicarse por entero a la defensa de los derechos humanos, siendo nombrado presidente de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en 1995, época en la que vino a Almería en varias ocasiones consecutivas a impartir conferencias, alguna de ellas en el Centro de Profesores. Durante la transición, su fama de honestidad y su comportamiento ético le hicieron participar como interlocutor o intermediario en muchas de las conversaciones que intentaron acabar con la actividad violenta de ETA por medio del diálogo. Así ocurrió en 1975 con Manuel Fraga como ministro de la Gobernación, y algo más tarde con Adolfo Suárez en lo que sería la amnistía política de 1977. En 1981, siendo ministro del interior Juan José Rosón , participó junto con Mario Onaindia en las conversaciones que dieron lugar a un plan de reinserción social para presos de ETA sin delitos de sangre, el cual permitió la posterior disolución de ETA–Político Militar el 30 de septiembre de 1982, la reinserción social de sus activistas y su integración política en Euskadiko Ezkerra. Juan María Bandrés fue también un excelente parlamentario, célebre por sus intervenciones durante los años de predominio socialista de los gobiernos de Felipe González. Sus intervenciones dentro del Grupo Mixto siempre eran distintas y celebradas. La amistad entre Bandrés y Onaindia comenzó en 1970, cuando el abogado donostiarra defendió a Onaindia en el consejo de guerra de Burgos. Posteriormente, en 1982 Bandrés fundó Euskadiko Ezkerra (EE), partido en el que Onaindia fue nombrado secretario general, y ambos participaron en 1992 en la fusión de esta formación con el Partido Socialista de Euskadi, grupo que Bandrés abandonó dos años más tarde. Un joven abogado en Purchena A cientos de kilómetros del País Vasco, la muerte de Bandrés se llora con especial intensidad y sinceridad. En esta población almeriense hay un parque que lleva su nombre. Todo se remonta al 24 de diciembre del año 1968, cuando una pareja de la Guardia Civil custodió a un joven abogado hasta un pequeño pueblo del interior de Almería, lo más lejano de su tierra natal Donostia, al que sería desterrado por el régimen franquista. Años más tarde, su hijo Jon recordaba en el número 0 de la revista “La Mirada Limpia” que las gentes del pueblo almeriense lo recibieron con los brazos abiertos: “Esa noche tan especial en que llegó a Purchena mi padre cenó en la buena compañía de alguien que se acercó para ofrecerle su ayuda. Ni esa primera noche, ni ninguna de las que pasó en aquel pueblo, mi padre cenó solo. Personas inolvidables como Paco, el herrero; Salvador, el notario y su mujer; Dioni o José Antonio, el del bar, le dieron las cosas importantes que solo se dan a los amigos. Le ofrecieron su casa, su comida e incluso su dinero y, lo que es más importante, su compañía y su “mente abierta” para escuchar a aquel hombre sensible e inteligente y descubrir que sus ideas no eran tan terribles y que quizás no estaban tan lejanas a las de ellos”. El propio Bandrés publicó su biografía “Memorias para la paz” en 1997. El periodista Raimundo Castro extractó sus recuerdos de Purchena en un artículo que LA VOZ publicó en 1998, meses después del primer derrame grave que marcaría su salud y su retirada del escenario público: “Es curioso, solía hacer frío, Purchena está en la sierra de los Filabres, en las estribaciones de los Fila bres. Entonces, atravesaba la plaza y entraba en el bar que se llamaba el Casino, donde desa yunaba e inmediatamente cogía mi coche y me marchaba dentro del amplio término municipal, sin poder salir del término mu nicipal, pero me marchaba por unas ramblas, ramblas son los lechos secos de los ríos. Me mar chaba a unos cuantos kilóme tros, dejaba el coche allí y subía al monte yen el monte paseaba o leía y, a veces, solía ir a un cor tijo pequeño “El Gurullo” donde pasaba sus horas un viejo republicano, Luis Cañabate, que me recibía encantado de la vida y siempre tenía conmigo alguna pequeña delicadeza. Un día me hacía un huevo duro o frito, otro día tenía unas patatas puestas a la brasa, otro día almendras, siempre tenía alguna cosa así”. Desde aquel primer día en que llegó a Almería y sin faltar uno sólo, Bandrés desayunó comió y cenó en casa de José Antonio, en la Cafetería Urán, en la Plaza del Generalí simo de Purchena, hoy de la Constitución, carta magna a la que Bandrés contribuyó.
-
direcciones