El presidente fundador del Partido Popular Manuel Fraga falleció anoche, sobre las 22.30 horas, a los 89 años en su domicilio de Madrid. El expresidente de la Xunta de Galicia murió por una parada cardiaca al no recuperarse de una afección respiratoria que venía arrastrando desde hace algunos días. El pasado 2 de septiembre anunció que no repetiría como senador ni iría en las listas del PP de las elecciones del 20 de noviembre tras 60 años dedicados a la política en activo.
Tras una operación de cadera el pasado mes de abril, consecuencia de una caída doméstica, su estado de salud era delicado y el exsenador se desplazaba en silla de ruedas y seguía la actualidad política desde su domicilio madrileño. Manuel Fraga comenzó su carrera política en 1951 llegando a ser ministro de Información y Turismo y embajador en el Reino Unido. También fue vicepresidente y ministro de gobernación en el primer gobierno bajo reinado de Juan Carlos I, presidido por Carlos Arias Navarro.
En 1976 fundó Alianza Popular y colaboró en la redacción de la Constitución Española. Años después, en 1989, refunda AP que pasa a ser Partido Popular y del que se haría cargo José María Aznar, que fue designado candidato a la presidencia del Gobierno. Fraga presidió la Xunta de Galicia desde 1990 hasta 2005. Desde 1990 era presidente honorífico del Partido Popular y desde 2006 senador designado por el Parlamento gallego.
Solía reivindicar que era hijo de emigrantes en Cuba y sus defensores decían que le cabía "el Estado en la cabeza", pero con una trayectoria política marcada por haber sido ministro de Franco, aunque también figura clave durante la Transición, Manuel Fraga Iribarne (Vilalba -Lugo-, 1922; Madrid, 2012) no logró ser presidente del Gobierno español, pero obtuvo cuatro mayorías absolutas al frente de la Xunta de Galicia, su tierra.
Respetado incluso por quienes no compartían sus ideas políticas, Don Manuel se dedicó con compromiso 60 años a la vida pública. Hiperactivo, dotado de una mente privilegiada y de una sólida memoria, aunque vehemente y algo autoritario, son algunos de los rasgos que destacaban de él sus colaboradores durante los casi 16 años que estuvo al frente del Ejecutivo gallego. El ‘León de Vilalba’ era de los primeros en llegar a la Xunta, una costumbre que mantenía ya bien entrados en sus 80 años desde su despacho en el Senado. También asistía a los frecuentes desayunos informativos que se celebran en Madrid, porque era incapaz de declinar una invitación a acudir allí donde pudiese ‘cocerse’ algo.
Conocido por sus maratonianas agendas de trabajo, él mismo se encargaba de alimentar esa imagen de trabajador incansable con episodios como cuando, en octubre de 2003, se reincorporó a su despacho de trabajo sólo unos días después de que le hubiesen implantado un marcapasos o cuando, un año después, se empeñó en retomar el Debate sobre el Estado de la Autonomía pese a haber sufrido un desvanecimiento en plena tribuna mientras leía uno de sus prolijos discursos.
No obstante, se había visto obligado a minimizar sus apariciones públicas desde que, en abril de 2011, tuvo que ser sometido a una intervención quirúrgica a raíz de una fractura de cadera. Su delicada salud le había impedido por primera vez disfrutar el pasado verano de las vacaciones en su residencia de Perbes (Miño -A Coruña-), y a principios del pasado mes de septiembre, se informaba públicamente de su retirada de la vida política y se anunciaba que no volvería a ser candidato en las elecciones generales.
El baño de Palomares
En Almería, la imagen más difundida del fundador del Partido Popular ha sido la del baño que se dio en las aguas de Palomares. En marzo de 1966, y para acallar los rumores sobre la supuesta peligrosidad de la zona tras el incidente de Palomares, Manuel Fraga Iribarne, ministro de Información y Turismo del Gobierno franquista en 1966, se bañó ante las cámaras, junto al embajador estadounidense, en la zona en la que había caído uno de los proyectiles, dejando para la posteridad una de las imágenes más recordadas de la época. Muchas voces desmintieron que el político se encontrase en realidad en la pedanía cuevana y le acusaron de que se trataba de un montaje. Sin embargo, ya se ha demostrado que sí estaba en la playa de Palomares y que los rumores sólo eran pura leyenda. La leyenda que deja el político en Almería tras su fallecimiento, ayer.