¡Ay, Paquico! No sé de dónde ni cómo sacar fuerzas para seguir adelante sin ti. ¡Fatídico día 14 de enero! Aunque he tenido la grandísima suerte y el privilegio de compartir y de vivir 29 años a tu lado, nuestros proyectos de futuro se han truncado para siempre. ¡‘Siempre’!, qué palabra tan terrible y qué significado tan cruel y despiadado. ¡Me produce escalofríos! Qué dolor tan intenso, inmenso y desgarrador. Es imposible describir. Era mi vida él… Mi cómplice y mi compañero incondicional. Trabajador infatigable y responsable, padre ejemplar y buen hijo, hermanísimo de sus hermanas, a las que adoraba, y a sus sobrinos. Amigo de todos los que lo han conocido, que han sido muchísimos por su trayectoria profesional y calidad humana. Calaba hondo, llegaba a la gente. Tengo el honor y el orgullo de haber sido tu esposa, de saber que me has querido y respetado hasta límites infinitos. A tu lado, la vida ha sido fácil, nunca nos has dicho “No”. ¡Necesito gritarlo a los cuatro vientos ! Y aunque cuento con la compañía, el apoyo y el cariño de mis hijos Celia y Francisco Javier, de mi yerno Francisco, de mi familia, amigos/as, compañeros/as, de mis vecinos… y de tantas personas que nos han demostrado su sentir y su pesar, brindándonos su apoyo, no puedo evitar sentir desolación, tristeza, pena, soledad, desorientación… Y rabia por lo injusto de tu repentina ‘partida’. Un sinfín de sentimientos que fluyen y me invaden hiriéndome hasta lo más profundo. Mi agradecimiento infinito a todas las personas que nos han acompañado en tan difíciles momentos y enviado sus condolencias: familiares, conocidos, compañeros de trabajo, amigos, vecinos de Huércal-Overa, Arboleas, Zurgena, Albox, Fines Olula... Toda la Cuenca del Almanzora, y en definitiva, a todos los que nos aprecian y hacen suyo nuestro dolor. Al presidente y los directivos del Almería. A las asociaciones de peñas que nos han enviado sus condolencias (incluso en el ámbito nacional), a sus compañeros de las Peñas ‘Huercalense’ y ‘Golfos’ de Arboleas. A los amigos que le recogieron en la grada: Juan ‘Cape’, Esther, José Diego… A todos. Al equipo médico-sanitario del Estadio Mediterráneo, al 061, a la Cruz Roja, que hicieron lo imposible por conseguir su recuperación insistiendo hasta el agotamiento, pero que desgraciadamente, no pudo ser. A los jugadores del equipo U.D. Almería, su equipo era el mejor, y por él moría. A los medios de comunicación por el respetuoso tratamiento de la noticia en este trance tan imprevisible y doloroso. Yo, María, su mujer, me dedico a la enseñanza y soy maestra de Primaria en el Colegio ‘San José de Calasanz’ de Huércal-Overa, pueblo en el que vivimos desde el año 1982, el año en el que nos casamos. Este terrible mazazo me ha dejado ‘fuera de combate’, momentáneamente. Espero y confío en mis hijos, mi familia y mi trabajo, que serán mi pilar para levantarme, mi refugio en mi soledad, mi desolación... Y mi Norte para encontrar de nuevo el rumbo de mi vida, porque... ¡Mi vida era él!