El pintor, escultor y teórico del arte Antoni Tàpies, falleció ayer a los 88 años en su domicilio de la capital catalana. Considerado como uno de los maestros del arte de vanguardia del siglo XX, destacó por su estilo propio, matérico por el uso de elementos de desecho, pero muy espiritual porque trascendió el soporte de la obra para profundizar en la imbricada condición humana. Nacido en Barcelona el 13 de diciembre de 1923, la profesión de su padre (abogado) y las relaciones de su familia materna con miembros de la vida política catalana propiciaron un ambiente liberal durante la infancia del artista. Tàpies siempre remarcó que la confrontación entre el anticlericalismo de su padre y el catolicismo ortodoxo de su madre le llevaron a una búsqueda personal de una nueva espiritualidad, que encontró en las filosofías y religiones orientales, principalmente el budismo zen. Según propia confesión, su vocación artística despertó con un número de Navidad de la revista D,Ací i d,Allà de 1934, que presentaba un extenso panorama del arte moderno internacional. Uno de los hechos que marcaron su vida fue su convalecencia por tisis a los 18 años, una circunstancia que le hizo replantearse el sentido de su vida, así como su vocación, ya que durante su recuperación se dedicó intensamente al dibujo. Los estados febriles que padeció le provocaron frecuentes alucinaciones, que serían primordiales para el desarrollo de su obra. Durante su estancia en el sanatorio (1942-1943) se refugió en la música y la literatura, y realizó copias de Van Gogh y Picasso. Compaginó sus estudios de derecho en la Universidad de Barcelona, que había iniciado en 1943, con su pasión por el arte. Finalmente se decantó por la pintura y abandonó los estudios en 1946. De formación autodidacta, tan sólo estudió brevemente en la Academia de Nolasc Valls. Su primer estudio de pintura lo instaló en Barcelona en 1946. Sus primeras obras se enmarcaron dentro del surrealismo, pero luego cambió de estilo, convirtiéndose en uno de los principales exponentes del informalismo. Representante de la llamada ‘pintura matérica’, Tàpies utilizaba para sus obras materiales que no están considerados como artísticos, sino más bien de reciclaje o de desecho, como pueden ser cuerdas, papel o polvo de mármol. La obra de Tàpies ha tenido una gran valoración a nivel nacional e internacional, estando expuesta en los más prestigiosos museos del mundo. A lo largo de su carrera ha recibido numerosos premios y distinciones, entre los que cabe destacar el Premio de la Fundación Wolf de las Artes (1981), la Medalla de Oro de la Generalidad de Cataluña (1983), el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (1990), la Medalla Picasso de la Unesco (1993) y el Premio Velázquez de Artes Plásticas (2003). El rey Juan Carlos I, además, le otorgó el título de marqués de Tàpies. En Almería, la obra de Tàpies fue expuesta por última vez el pasado mes de junio, en el Centro de Cultura de Unicaja, en la muestra titulada -Tàpies, obra gráfica en libros ilustrados-, y que recogía 24 grabados y una serigrafía sobre tela procedentes del libro -Llull-Tàpies-, que forma parte de la colección de la Fundación de esta entidad financiera.