En recuerdo de un sabio de la medicina

Doctor José Abad García

Miguel Garrido Peralta

  • La Voz
El día 25 de diciembre de 2011 falleció en Sevilla Miguel Garrido Peralta. Se fue un sabio de la Medicina, como ha sido descrito por don Francisco Jiménez Alemán. Se fue una personalidad médica, ya catedrático de Medicina Interna, superdotado y genio. Miguel Garrido Peralta aprobó todas las oposiciones a las que se presentó, excepto una, a pesar de haber sido el opositor más cualificado. Consiguió las oposiciones de radiólogo y Medicina Interna del Hospital Provincial de Almería, las oposiciones de médico de guardia en el Hospital Provincial de Madrid, ahora Museo Reina Sofía, las de catedrático de Radiología del Hospital Francisco Franco de entonces, la cátedra de Medicina Interna de Santiago de Compostela y Sevilla, y, finalmente, fue el mejor opositor a la Cátedra del Hospital Clínico de Madrid, que dejó vacante el profesor Jiménez Díez, aunque no se la dieran. Yo estudié cuatro años junto a él, en la misma habitación, en aquellas pensiones de la posguerra donde se comía mal y se vivía peor. Tenía muy mala calefacción. Por ello, estudiábamos y preparábamos los exámenes en los reservados de los cafés de la Gran Vía, donde había temperatura acogedora. ¿Cómo no recordar nuestras idas temprano al Hospital Provincial, utilizando el metro José Antonio, que estaba en la Gran Vía hacia el Hospital Provincial? Allí estaba el servicio del profesor Jiménez Díaz y del célebre cirujano de digestivo, el doctor González Bueno. En este hospital pasábamos la mañana viendo enfermos difíciles, que llegaban de toda España, y aprendiendo de aquellas sesiones clínicas los jueves y sesiones anatomo-patológicas los sábados. En aquellas sesiones se contrastaba el diagnóstico clínico y la verdad de la necropsia para poder llegar a un diagnóstico preciso. Yo me di cuenta del personaje cuando, sin asistir ni preparar exámenes, sacaba matrícula de honor. Miguel Garrido y Manuel Fraga eran los dos mejores estudiantes de mi época en Madrid. Toda su vida la dedicó a la Medicina y no solamente atendió brillantemente su Cátedra, sino que creó una escuela de alumnos que después han sido brillantes. El profesor Jiménez Peréperez, jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario de Córdoba, alumnos en Cádiz y Sevilla y muchos alumnos que ejercen Medicina en Almería. Toda su vida ha tenido consulta particular, habiendo pasado por miles de enfermos difíciles. Recordar a Miguel Garrido es acordarse de las dificultades económicas que tuvo. Éstas fueron siempre superadas y su recorrido como estudiante de esta época en Madrid fue tan brillante que todos los profesores lo consideraron como el mejor. Publicó numerosos artículos científicos en ‘Revista Clínica Española’ y también en Sevilla destacó toda su investigación sobre osteoporosis. Almería debe sentirse orgullosa de un hijo tan brillante. Sirvan estas líneas como recuerdo inolvidable a un amigo sabio y genio de la Medicina.